Décima y última secuela personal e intransferible de Viernes 13 (aunque luego llegara Freddy contra Jason y pronto habrá secuela de ésta) que, si bien no es la peor de manera destacada, sí está en el nivel más bajo de la franquicia.

Jim Isaac sigue con la tendencia de directores penosos que ha pasado por la saga. Su teatralidad rebasa el límite de lo ridículo en tantas ocasiones que cuesta tomarse la película en serio (lo que es una atrocidad cuando se tiene en cuenta que ella no se toma muy en serio a sí misma). Todd Farmer escribe un guión que podría haber escrito el gato que hace "uyuyuyuyú" de Rosario Flores. Si tu a un niño le dices: "oye, quiero que me cuentes una historia que tenga relación con 'Jason' y con el futuro", te hace un folio con algo mucho más interesante, seguro. Lo que más me jode es que, aunque Viernes 13 es una saga muy floja, el guiño final de la novena entrega es muy interesante, y como muerte de 'Jason' es muy apropiada. Aquí, sin más, sacan al asesino otra vez y no explican el por qué. "Porque nosotros lo valemos", debieron pensar.

Lexa Doig se equipara con la crema y nata de la decalogía, con una interpretación más propia de un chaval de párvulos en la función de navidad que de una persona que cobra dinero por eso. Lisa Ryder es perfecta para interpretar a la "Terminator", pues su movilidad facial admite dos posturas. Jonathan Potts, otro que se suma a la nota media de la película. Su personaje tiene que ser odioso, pero resulta que tú terminas odiándole a él. La joya de la corona es Melyssa Ade, una chica que sobreactúa hasta límites que el cerebro human no podría imaginar si no lo pudiera ver. Por suerte, está Peter Mensah, que siempre resulta solvente y que aquí, casi como protagonista, lo borda (aunque se le asignen diálogos absurdos).

Resumiendo, que es gerundio: broche de oro para la saga Viernes 13, que se me revela ahora como una de las más sobrevaloradas que conozco. Jason X es todo lo mala como película que se merece Viernes 13 para ser cerrada. El resumen de la saga es muy fácil: directores malos, guionistas penosos y actores de risa, con alguna que otra sorpresa que destaca más por las carencias de los otros que por sus propias virtudes. Con esto, termino la decalogía, aunque si ya van a hacer el remake de la segunda, mucho me temo que habrá otras diez películas de las que hacer críticas. Por lo menos ya sé a quién me enfrento.