Adaptación al cine de la famosa historia del prisionero de la máscara de hierro, que alcanzó mayor popularidad tras los escritos del célebre Alejandro Dumas. Película entretenida y visualmente gustosa que no consigue enganchar.

Randall Wallace no cuenta con una filmografía demasiado extensa. Él mismo reconoció que seleccionaba con cautela las historias que quería contar y, en El hombre de la máscara de hierro, tenía una muy buena. El problema es que Wallace no consigue enganchar al espectador ya que lleva la película por un camino irregular, en el que los momentos trepidantes se dejan ver con cuentagotas y hay pequeñas dosis de agradable humor que hacen la película muy entretenida en ciertos momentos pero no están bien hilados, con lo que el ritmo baja de forma calamitosa en numerosas ocasiones. Los personajes están bien construídos pero no tienen demasiada profundidad y solamente un par de ellos llegan a desvelar una identidad propia. Por otro lado, la fotografía es, tal vez, el mejor aval de una película, con unos exteriores soberbios y con unos escenarios recreados con precisión. La banda sonora, por su parte, es acertada, pero da la sensación de necesitar subir un par de peldaños para imprimir las sensaciones que busca.

Si tengo que destacar a alguien del quinteto protagonista, ese es sin duda alguna Gabriel Byrne. Muy metido en su personaje, consigue dotarlo de detalles que lo hacen real. Gérard Depardieu pone la parte más básica del ser humano y está realmente bien, como de costumbre. Jeremy Irons es, tras Byrne, el mejor de la película (a mi entender), con una interpretación sin fisuras y con ademanes contenidos que encajan perfectamente con el personaje. John Malkovich es siempre un seguro de vida y aquí, aunque parte de la historia gira en torno a él, no goza de demasiado protagonismo en escena, pero lo suple con su impresionante capacidad interpretativa. Lo de Leonardo DiCaprio aquí es un tanto curioso. Interpreta dos papeles y merece dos valoraciones bien distintas: en el papel de Rey, DiCaprio hace uno de sus trabajos más pobres en el cine, pero como Philippe sí está bastante bien (aunque no al nivel al que nos tiene acostumbrados).

Resumiendo, que es gerundio: El hombre de la máscara de hierro podría haber sido una de las mejores películas de su época, ya que tenía una gran historia que contar y un reparto que aunaba un talento pocas veces igualado, pero fracasa porque su director, Randall Wallace, no administra bien el tiempo y no consigue entretener en los momentos menos dinámicos de la película.