El tercer hombre es uno de los grandes clásicos de los años 40. Llevando al cine la novela de Graham Greene, que se encargaría del guion de "su" película, consiguió un resultado excelente a muchísimos niveles.

Carol Reed dirige El tercer hombre bajo la más que notable mano de Orson Welles. Hay secuencias enteras que son del gran Welles y otras, simplemente, que nacen de su influencia. Aun así, es Reed quien acuña la película y a él se le debe reconocer el mérito al menos de forma oficial. Graham Greene construye una historia cargada de vida, de posibilidades y de sucesos macabros llevados con naturalidad. Eso se traduce en que el espectador va bailando entre los personajes, mirando la cara de cada uno de ellos en busca de un atisbo de mentira, o de verdad, que le diga qué es lo que sucede o hasta dónde sabe cada uno de ellos. El caso es que, los personajes, pese a estar encorsetados en roles muy definidos, cumplen la función de "casilla de paso obligado" a la perfección, siendo una de las características principales de la vida propia que va adquiriendo el relato. Reed trabaja con eso como si él mismo hubiera escrito la historia y la traslada con mimo y sutileza pero con potencia, acentuando los momentos clave con planos contrapicados en los que Welles dice "aquí estoy yo". Una de las mayores señas de identidad de la película es, sin duda, su grandiosa iluminación, capaz de dejar a la vista lo que se esconde en la oscuridad y capaz, también, de dar vida a las sombras que se proyectan a contraluz.

Joseph Cotten protagoniza la película con la solvencia de los actores clásicos, los del personaje definido y adaptado al actor. Alida Valli interpreta un personaje que va variando la lectura que ofrece al espectador a medida que nos vamos adentrando en él y lo hace con muy buenas maneras. Trevor Howard consituye un pilar básico de la película, manteniendo con poderío al único personaje que mantiene su postura y no desempeña un doble juego de confusión. Orson Welles cierra el poker con esa solemnidad y esa abrumadora facilidad con la que sacaba adelante todos sus retos.

Resumiendo: El tercer hombre es todo un clásico del cine, una película fija en todas las listas de las mejores de la historia. Lo es de forma merecida gracias a un excelente y enrevesado guion, a una cuidada colocación de las cámaras, a un apartado visual escandalosamente perfeccionista y a un reparto de matrícula de honor. Uno de los mejores thrillers rodados a lo largo de la ya larga vida del séptimo arte.