Efectiva y efectista película que versa sobre las cloacas del Estado y más concretamente sobre los tejemanejes del MI-6 británico. Construida sobre un guión del estupendo Steven Knight (Peaky Blinders) y dirigida de forma sobria y certera por un buen John Crowley (Brooklyn), Circuito cerrado es una película silenciosa que pasó por España directamente en DVD (si no me equivoco) o fue distribuida en pocos cines en la fecha de su estreno.

Extraña que un producto de esta calidad pase casi desapercibido, con un reparto magnífico y una historia intrigante, un thriller de espías sin espías protagonistas. Como lo digo: los protagonistas son personas de a pie, abogados que por un sesgo del destino (o no) se ven abocados a implicarse en una investigación sobre un atentado terrorista que implicará más de lo que pensaban. El siempre sobrio y efectivo Eric Bana (Munich) y la talentosa Rebecca Hall (El Regalo) encabezan una película que mantiene al espectador en tensión hasta el final. Junto a ellos vemos caras conocidas de la escena británica como Ciarán Hinds (La Mujer de Negro), Jim Broadbent (Le Weekend) o Riz Ahmed (Four Lions).

Con esta buena factura y plantel, Crowley retrata las verdades y miserias de un sistema que no es incorruptible y del que es muy difícil escapar si este echa las garras sobre una víctima. Y demuestra, con tristeza, que es muy difícil huir de los poderes fácticos que rigen un mundo de poder y corrupción. No necesita hacer ruido para demostrar su poder, porque es la inteligencia lo que mueve esta cinta.