Serie que a primera vista comienza entrando por los ojos gracias a su singular diseño artístico, donde encontramos a personajes bien definidos, con buena animación y de estilo actual, introducidos en unos paisajes y exteriores muy retro, diría que muy inspirados en los años 80 con tonalidades pastel y con colores nada parecidos a la realidad.

Con esta singular puesta en escena, nos adentramos en una historia bien expuesta y desarrollada con muchos guiños al cine clásico de ladrones y timadores. Además, la trama está bien planteada y cada uno de sus arcos argumentales tiene la capacidad de desarrollar el pasado de cada uno de sus protagonistas, ahondando más, si cabe, en la psique de cada uno de ellos. Maneja también a la perfección el uso de la comedia y el drama, la acción está bien medida y los golpes se tratan con mucha inteligencia. Además, el guión maneja de forma deliverada quién es el timador timado, porque en este juego del gato y el ratón no sabemos quien lleva la voz cantante. Nos muestra un personaje como principal y protagonista, pero después tiene la habilidad de dirigir las miras del espectador a otros personajes, dando a entender que no hay un actor central. Este juego le da dinamismo a la serie e incluso es capaz de engañar al propio espectador.

Es una serie traviesa que merece la pena ver. Tiene la capacidad de lograr empatizar con el espectador gracias a sus personajes tan bien construidos y a un diseño artístico la mar de original.