Indiana Jones y el dial del destino, la quinta y última entrega de la saga del arqueólogo más famoso del cine. Está dirigida por James Mangold, que sustituye a Steven Spielberg, y protagonizada por Harrison Ford, que vuelve a enfundarse el sombrero y el látigo a sus 80 años. ¿El resultado? Una aventura descafeinada, previsible y poco original que no hace justicia al personaje ni a sus fans.

La trama nos sitúa en 1969, cuando Indiana Jones se ve obligado a salir de su retiro para recuperar un misterioso artefacto que puede alterar el curso de la historia: el dial del destino, una especie de reloj astronómico que supuestamente fue creado por Arquímedes. En su búsqueda, se enfrentará a un ex nazi que trabaja para la NASA, a una organización secreta que quiere usar el dial para fines oscuros y a los peligros de viajar en el tiempo. Le acompañará en su aventura su ahijada Helena, interpretada por Phoebe Waller-Bridge, que intenta aportar algo de humor y frescura al filme.

Tiene algunos momentos entretenidos, como el prólogo ambientado en la Segunda Guerra Mundial, donde vemos a un joven Indy escapar de los nazis en un tren lleno de tesoros robados; o el final, donde se produce un giro sorprendente que conecta con la mitología de la saga. También hay que reconocer el mérito de los efectos especiales y el maquillaje, que logran rejuvenecer a Ford y hacerlo creíble como héroe de acción. Sin embargo, estos aciertos no compensan los numerosos defectos del filme.

El principal problema es que la película no tiene personalidad propia, sino que se limita a reciclar escenas, personajes y chistes de las anteriores entregas. La sensación es de estar viendo un refrito sin alma ni originalidad. Además, la historia es poco interesante y coherente, con un villano sin carisma, una trama de espionaje aburrida y unos viajes en el tiempo que no tienen sentido ni consecuencias. El tono es demasiado serio y solemne para una película de Indiana Jones, que siempre se caracterizó por su diversión y su ironía. Y los personajes secundarios son planos y olvidables, sin aportar nada al desarrollo de la historia ni al protagonista.

En definitiva, Indiana Jones y el dial del destino es una película decepcionante que no está a la altura de las expectativas ni del legado de la saga. Una oportunidad perdida para darle una despedida digna al personaje que nos hizo soñar con las aventuras más increíbles. Una pena.