La Joya del año 2008 Una Gema Escandinava.

Cadencia.
Esa es una de las palabras fundamentales para describir esta bella, más no perfecta, obra de arte. Al hablar de “Let The Right One In”, me es más fácil utilizar calificativos como: “Linda”, “Preciosa”, “Hermosa”, que tienen resonancia estética, pero que aplicado al film que nos compete, en realidad hacen referencia tanto a la forma como en el fondo.

¡Qué manera la de los Europeos, con ese ritmo pausado, con poco diálogo, pero con imágenes pictóricas, de demostrar una gran narración!

“Let The Right One In”, puede ser llamada una película de vampiros. Sí, y si caería solo en esta categoría, me animaría a decir que es la mejor de este tipo que se haya hecho. Inclusive si mi memoria no me falla, la palabra “vampiro” solo es mencionada una vez en el rodaje. No esperen el típico denominador común de estos filmes, ni tampoco persecuciones con crucifijos o estacas, porque no lo van a encontrar aquí. “Let The Right…” es cine serio, y con mayúsculas. Nunca traiciona sus fuentes.

Menos mal, que no solo es una película de vampiros. En su mayor parte es un drama acerca de dos almas individualmente aisladas, cuyo acercamiento perceptivo y tangible, al final de cuentas se transforma incluso en una historia de amor. Romance infantil, filmado con calmada paciencia, pero con uno que otro destello carmín. Y digo esto, porque si bien los dos protagonistas son víctimas inocentes, cada uno a su modo, la historia es capaz de mostrarnos desde tierna vulnerabilidad, hasta espectacular violencia.

Con dos actores principales poderosamente emocionales, el film como dije no me parece perfecto. Casi lo es. Los únicos “peros” los veo en el muy buen guión que posee. El primero, es una rara y tardía búsqueda después de la reacción de cierto personaje; y el otro, es que los padres del niño debieron tener más minutos en escena, para poder observar un poco más la no tan desarrollada relación filial. De ahí, absolutamente todo me parece en estado de gracia.

Tomas Alfredson, dirige soberbia y elegantemente. Él brinda toda una clase de cine, y nos hace ver junto al director de fotografía, cómo tomar recuadros preciosistas, cómo realizar una puesta de cámaras inteligente, con tacto, efectiva, y nunca dubitativa. A lo largo de la producción es destacable todos los puntos de observación semi-distantes y semi-estáticos que logran, frame a frame, hacernos saber que cada gesto, cada mirada y cada recurso de enfoque, tienen una buena razón de ser. Cinematografía excelsa y montaje sobrio.

Este es uno de los mejores cuentos de hadas de horror que difícilmente podrás encontrar. El arte siempre será arte por donde se lo mire.