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Voto de Argoderse:
3
Comedia. Drama. Ciencia ficción Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence), estudiante de posgrado de Astronomía, y su profesor, el doctor Randall Mindy (Leonardo DiCaprio) hacen un descubrimiento tan asombros como terrorífico: un enorme cometa lleva un rumbo de colisión directa con la Tierra. El otro problema es... que a nadie le importa. Kate y Randall emprenden una gira mediática advertir a la humanidad que los lleva desde la indiferente presidenta Orlean (Meryl Streep) y ... [+]
30 de diciembre de 2021
34 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
No veía a Adam McKay desde El vicio del poder (aún no me ha dado por Succession y está entre las pendientes), y confieso que le tenía ganas a No mires arriba. El director de trabajos como El reportero, Los otros dos o La gran apuesta es un cronista de su tiempo, que tratar de arrojar luz y destripar a los mecanismos de poder de la sociedad desde la crítica satírica. Pero en esta ocasión se ha pasado de listo.

Y es que en Don't Look Up (título original disponible en Netflix), McKay deforma la realidad hasta el paroxismo, dibujando una grotesca y tragicómica película sobre el fin del mundo plagado, eso sí, de estrellas del celuloide.

Como punto de partida, la idea es brillante. Ahora bien, su ejecución es infantil, ridícula y muy estereotipada. McKay sigue navegando por la crítica al sistema del que se nutre, en un barco de burla e ironía. Nada fina, eso sí. Es demasiado evidente su animadversión a todo lo que rodea el siglo XXI: políticos, periodistas, empresarios, tecnología... Las personas en definitiva.

No mires arriba es rematadamente tonta y frívola hasta en su conclusión. El guionista y director, con un halo de arrogante superioridad moral, construye personajes pueriles, insulsos y pusilánimes. Los mete en el barro de toda esa cretindad, hasta hacer exasperante su desarrollo.

Actores descomunales como Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Cate Blanchett, o Jonah Hill están esperpénticos. Y no me vale que sean sus roles en la ficción. McKay, no eres Valle Inclán, y tu cosificación de la especie humana te la podías haber ahorrado. Por cierto, ya basta la broma de Mark Rylance. Y Timothée Chalamet... Imagino que pasaba por allí para captar al público joven. Porque claro, el sistema es tan, tan, tan absurdo, ególatra y demencial, que Adam come y bebe de él, y cuantos más fans de Chalament (por ejemplo), mejor. Paradojas de la vida.

En fin, que un director al que le tengo estima ha pinchado en el hueso del aburrimiento. ¡Qué sopor! Los "males" de la humanidad son constantes en el tiempo. Siempre han sido los mismos, no es algo inventado en el siglo XXI. Tal vez el envoltorio y los colores son lo único que cambia. Por cierto, que creerse una generación que vive en el infortunio y la desdicha tampoco es original. Woody Allen ya lo retrató y con excelencia en Midnight in Paris (2011). Y hacer un traje a las élites del poder... Ahí está La cortina de humo (1997).

Esto me lleva a la conclusión de que solo hay un gran carnaval (1951), y para enfrentarme al apocalipsis, antes me voy de 'Juerga hasta el fin' (2013), y no precisamente con McKay. Fácilmente olvidable.
Argoderse
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