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España España · Madrid
Voto de Naran:
8
7.3
100,792
Animación. Comedia. Infantil Remy es una simpática rata que sueña con convertirse en un gran chef francés a pesar de la oposición de su familia y del problema evidente que supone ser una rata en una profesión que detesta a los roedores. El destino lleva a Remy a las alcantarillas de París, donde su situación no puede ser mejor, ya que se encuentra justo debajo de un restaurante que se ha hecho famoso gracias a Auguste Gusteau, una estrella de la nouvelle cuisine. A ... [+]
14 de marzo de 2008
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Remy es una simpática rata que sueña con convertirse en un gran chef francés a pesar de la oposición de su familia y del problema evidente que supone ser una rata en una profesión que detesta a los roedores. El destino lleva entonces a Remy a las alcantarillas de París, pero su situación no podría ser mejor, ya que se encuentra justo debajo de un restaurante que se ha hecho famoso gracias a Auguste Gusteau, una estrella de la cuisine. A pesar del peligro que representa ser un visitante poco común (y desde luego nada deseado) en los fogones de un exquisito restaurante francés, la pasión de Remy por la cocina pone patas arriba el mundo culinario parisino en una trepidante y emocionante aventura.
Disney murió. Una vez agotados los cuentos clásicos y tirando de ideas sin gancho, el cine infantil estaba, con el Rey moribundo, prácticamente abandonado. Y vino Pixar y resucitó. Toy Story fue la primera película animada totalmente por ordenador, pero su maestría no radicaba únicamente en el movimiento o la perfecta expresión facial de los muñecos, sino también en la historia, el guión, los diálogos y los personajes. Desde entonces, un goteo incesante de películas por ordenador ha llegado a la gran pantalla, la mayoría de ellas obras maestras –Toy Story 2, la infravalorada Bichos, Los Increíbles, el querible Nemo, etc.-, con DreamWorks como únicos rivales serios. Y Pixar está ganando la batalla.
¡Una rata! ¿A quien se le ocurre poner a un roedor de protagonista si no es para hacer de malvado? Que no, que las ratas también tienen su corazoncito. Remy es una rata encantadora. Sus expresiones están muy conseguidas y el animalito, sin decir palabra es capaz de decirle a su compañero que le estima y necesita. ¡No me digas que no se te pusieron ojitos de ternura cuando Linguini le dice “gracias, chefsito”!
A veces se nos intenta convencer que no tenemos derecho a soñar. La enseñanza moral está clara. Ingenua y sensible, pero qué más da, si somos unos idealistas. Merecemos ser lo que queremos, pon los medios, busca un buen maestro, supera los temores… y llegarás a tu meta. El entusiasmo de Remy y Linguini no se puede expresar en palabras. Para eso está el cine.
Quizá sea el miedo al automatismo de los ordenadores lo que empujó a Brad Bird y compañía a esforzarse el doble en la creatividad de la historia, lo que da lugar a una extraordinaria sucesión de grandes momentos. Que sea adorablemente predecible, qué importa. Eso, unido a una gran calidad técnica incontestable, produjo esta pequeña gran maravilla. Yo he gustado, ¿y tú?
Naran
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