Por dentro parece la típica película "blanca" de cine independiente americano, pero por dentro es casi tan paranoica como la de mis colegas Zulueta, Lynch o Warhol. Demencial e incomprensible casi todo el rato. La guapísima Maggie Gyllenhaal hace un papelón, no lo niego, y encima tiene una voz tan dulce... pero es que el guión me pareció muy ridículo. Está lleno de escenas provocativas y desagradables tan pasadas de rosca que a mí me causaron un rechazo interior tremendo. Mientras la veía me estaba acordando de miles de mujeres que la han visto y lo estaba flipando. Es que es tan vejatorio... aunque consentido, que es lo más lamentable de esta locura. Es una comedia negra bastante escondida en donde cualquier esbozo de sonrisa que me provocó lo hizo más para evitar que llorara que de la vergüenza ajena. La estética además es horrible, empezando por ese despacho-casa de paredes oscuras y habitaciones solitarias y disfuncionales. La parte final encima es caprichosamente idiota y aburrida. Lo siento, será una película que olvidaré rápido, y si me acuerdo de ella será para odiarla aún más. Un generoso cuatro por el papel de ella y la personalidad de James Spader, que dios los cría y ellos se juntan. No obstante hay que reconocerla su puesta en escena, su originalidad al fin y al cabo así como la controversia que genera.