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España España · Barcelona
Voto de Jaime Flores:
4
Drama Drama histórico y biográfico sobre el legendario escritor ruso León Tolstói (Christopher Plummer), su mujer Sofya (Helen Mirren) y sobre Valentin Bulgakov (James McAvoy), su discípulo más aventajado. El film ilustra además la batalla espiritual que tuvo que librar el novelista para conciliar la fama y el compromiso con una vida extraordinariamente austera. (FILMAFFINITY)
30 de noviembre de 2023
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La trayectoria de Michael Hoffman habla por sí sola. Nada destacable en su haber, más allá de la osadía -temeridad- de encadenar semejante mejunje de proyectos y, especialmente, de haber logrado dos síes de Michelle Pfeiffer. Me aventuré hacia "La última estación" con una mezcla de recelo por el propio Hoffman y de seguridad por las buenas críticas cosechadas y los actores que la protagonizaban.

Nada más lejos de la realidad, "La última estación" me sorprendió para mal: es una obra errática, confusa, pueril y, fundamentalmente, errada. En primer lugar, por dividir la trama en dos como si a alguien le importase el melindroso romance entre los sirvientes; y, en segundo lugar, por tratar a Tolstoi y a su mujer con semejante desdén, pues no parecen nada más que caricaturas.

Reconozco que sabía poco acerca del matrimonio y la película no me explica quiénes fueron, ni mucho menos el contexto. Si me tengo que quedar con lo que muestran, vamos apañados. Como leí por aquí, es deleznable que los últimos años de Tolstoi queden relegados a una cutre disputa de herencias y, el matrimonio, a ese par de mentecatos. ¿Y nominaron a Christopher Plummer y a Helen Mirren por esto? Ambos trabajaban bien, que duda cabe, pero la elaboración de sus personajes es lamentable. Creía que la Academia de cine también valoraba eso.

La sensación predominante con "La última estación" ha sido la de perplejidad, por su nivel tan bajo, de narrativa, de guión y de pura chicha, por sus escenas tan exageradas, por su brutal falta de metraje y, pese a eso, por lo aburrida que es en su amplia mayoría, pues solo las escenas de Helen Mirren tienen algún interés, y eso muy a pesar de cómo nos la pintan. Claro, en frente de los plomos que son su marido y sus satélites, ella parece Cleopatra.

Michael Hoffman, hijo, es de primero de cine no tratar temas tan complejos de forma tan corriente, pues el resultado es un potingue de difícil digestión.
Jaime Flores
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