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Voto de Miquel:
8
7.0
9,637
Drama
Noviembre de 1973, New Cannan (Connecticut). La liberación sexual tan de moda ha llegado a los barrios residenciales y ha salpicado a las acomodadas y tradicionales familias americanas, que, de pronto, se aficionan al intercambio de parejas. Ben Hood pretende acostarse con la vecina de enfrente, pero su esposa empieza a estar harta de las mentiras de su marido. En la noche de Acción de Gracias, una serie de acontecimientos lleva a los ... [+]
19 de agosto de 2011
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quinto largometraje del realizador Ang Lee (Taiwán 1954). Escrito por James Schamus, adapta la novela “The Ice Storm” (1994), de Rick Moody. Se rueda en escenarios naturales de Connecticut (Stamford, Greenwich y New Canaan) y NYC, con un presupuesto estimado de 18 millones de USD. Nominado a la Palma de Oro (Cannes), gana el premio al mejor guión y obtiene el Bafta a la mejor actriz de reparto (Weaver). Producido por Ted Hope, Ang Lee y James Schamus para la Fox, se proyecta por primera vez en público el 12-V-1997 (Cannes F.F.). La acción dramática tiene lugar en New Canaan (Connecticut) y NYC durante 3 días de finales de noviembre de 1973 con motivo de la Fiesta de Acción de Gracias.
Los protagonistas son Elena (Allen) y su marido Ben Hood (Kline), padres de Paul (Maguire) y Wendy, de 16 y 14 años. Paul estudia en NYC y se siente atraído por su compañera de estudios Libbet Casey (Homes). Wendy tiene sus primeras experiencias con el alcohol y el sexo. Es antibelicista y crítica del presidente Nixon. Janey (Weaver) está casada con Jim Carver (Sheridan) y son padres de dos hijos: Mickey y Sandy. Mickey es introvertido y distraído. Sandy es infantil e ingenuo. Dorothy “Doty” Franklyn celebra en su casa fiestas con cena, baile, alcohol y juegos.
A partir de un buen guión de James Schamus, el realizador desarrolla una historia interesante sobre la crisis de la familia que se da en EEUU a principios de los años 70 a raíz de la extensión de los principios de la revolución sexual a los matrimonios de clase media de las zonas periféricas y rurales del país. La libertad sexual de la juventud de los años 60 alcanza el ámbito de las familias jóvenes en los primeros años de la década de los 70, coincidiendo con la crisis de liderazgo social y político que se vive en EEUU a causa de la dimisión por fraude fiscal del vicepresidente Spiro Agnew y los intentos de evitar el procesamiento del presidente Nixon por manejos ilegales en el caso Watergate. Son momentos de confusión y desorientación que afectan a las relaciones de pareja, ponen en crisis los comportamientos tradicionales, se imponen nuevas propuestas y modelos alternativos no experimentados, que no se sabe bien en qué medida y hasta qué punto pueden ser compatibles con la figura tradicional de la pareja estable.
La exploración que establece el film es lúcida, se presenta libre de prejuicios, mira con ojos que toman distancia respecto de los hechos y evita juicios morales. Con sutilezas, atención a los detalles, observaciones directas y una mirada sinceramente realista, expone unos hechos y sus secuelas, derivaciones o consecuencias. Constituye un acierto muy meritorio que el análisis que se establece respire los aires de frialdad, desapasionamiento y desilusión que marcaron de modo muy particular la etapa considerada.
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Los protagonistas son Elena (Allen) y su marido Ben Hood (Kline), padres de Paul (Maguire) y Wendy, de 16 y 14 años. Paul estudia en NYC y se siente atraído por su compañera de estudios Libbet Casey (Homes). Wendy tiene sus primeras experiencias con el alcohol y el sexo. Es antibelicista y crítica del presidente Nixon. Janey (Weaver) está casada con Jim Carver (Sheridan) y son padres de dos hijos: Mickey y Sandy. Mickey es introvertido y distraído. Sandy es infantil e ingenuo. Dorothy “Doty” Franklyn celebra en su casa fiestas con cena, baile, alcohol y juegos.
A partir de un buen guión de James Schamus, el realizador desarrolla una historia interesante sobre la crisis de la familia que se da en EEUU a principios de los años 70 a raíz de la extensión de los principios de la revolución sexual a los matrimonios de clase media de las zonas periféricas y rurales del país. La libertad sexual de la juventud de los años 60 alcanza el ámbito de las familias jóvenes en los primeros años de la década de los 70, coincidiendo con la crisis de liderazgo social y político que se vive en EEUU a causa de la dimisión por fraude fiscal del vicepresidente Spiro Agnew y los intentos de evitar el procesamiento del presidente Nixon por manejos ilegales en el caso Watergate. Son momentos de confusión y desorientación que afectan a las relaciones de pareja, ponen en crisis los comportamientos tradicionales, se imponen nuevas propuestas y modelos alternativos no experimentados, que no se sabe bien en qué medida y hasta qué punto pueden ser compatibles con la figura tradicional de la pareja estable.
La exploración que establece el film es lúcida, se presenta libre de prejuicios, mira con ojos que toman distancia respecto de los hechos y evita juicios morales. Con sutilezas, atención a los detalles, observaciones directas y una mirada sinceramente realista, expone unos hechos y sus secuelas, derivaciones o consecuencias. Constituye un acierto muy meritorio que el análisis que se establece respire los aires de frialdad, desapasionamiento y desilusión que marcaron de modo muy particular la etapa considerada.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
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Por otro lado, la atmósfera del film recoge con acierto la desorientación y confusión que se impone en términos generales, hecho que afecta a las inseguridades e incertidumbres que acompañan conductas nuevas cuyas consecuencias no se conocen ni por lo que respeta a sus características ni en relación a sus dimensiones y trascendencia. La radiografía que compone no acusa en este aspecto ni desconocimientos del realizador ni su desapego respecto de una realidad que no conoció directamente. Sucede lo contrario: su retrato refleja con precisión y objetividad los rasgos esenciales de la realidad que estudia con el desapasionamiento y la precisión de un entomólogo.
La obra es interesante por la objetividad de su discurso y por la habilidad con la que está construida. La narración retiene la atención del espectador a pesar de los trazos de desapego, distanciamiento y frialdad que la acompañan. El objetivo se consigue con la ayuda del realismo y verismo del relato y de la acción que se desarrolla. Añade referencias cinéfilas de interés como las que dedica a “Cuando los mundos chocan” (1951), “El exorcista” (1973) y “M.A.S.H.” (1972). Por lo demás, la obra luce las virtudes propias de un trabajo cuidado y bien hecho, crítico, exento de complacencias tediosas y bien interpretado. No faltan símbolos y alegorías como la larga noche de tormenta, la helada que la acompaña o el látigo que trajo de Méjico el tío Sam. Aporta referencias plásticas cultas como las imágenes de obras de Roy Lichtenstein y Robert Rauschemberg. No faltan toques oportunos de ironía y comicidad.
La banda sonora, de Michael Danna (“Asesinato en 8 mm”, Schumacher, 1999), ofrece una partitura sencilla y de aires minimalistas y primitivistas, de gran belleza y elegancia, que corre a cargo del Evergree Club Gamelan Ensemble. Se usan flautas americanas precolombinas (de caña) y de instrumentos artesanales de percusión y acompañamiento. Como música añadida ofrece temas excelentes de J.S. Bach, David Bowie, Elton John y otros. La fotografía, de Frederik Elmes (“Kinsey”, Condon, 2004), en color (technicolor), evita los efectos especiales y compone planos contrapicados, picados y zooms picados de elevación, que dejan constancia de la versatilidad de la cámara. Abundan las secuencias nocturnas y los ambientes opresivos que delatan los estados de ánimo de los personajes y la preocupación que se deriva de su situación o de sus devaneos sin rumbo y sin control.
Por otro lado, la atmósfera del film recoge con acierto la desorientación y confusión que se impone en términos generales, hecho que afecta a las inseguridades e incertidumbres que acompañan conductas nuevas cuyas consecuencias no se conocen ni por lo que respeta a sus características ni en relación a sus dimensiones y trascendencia. La radiografía que compone no acusa en este aspecto ni desconocimientos del realizador ni su desapego respecto de una realidad que no conoció directamente. Sucede lo contrario: su retrato refleja con precisión y objetividad los rasgos esenciales de la realidad que estudia con el desapasionamiento y la precisión de un entomólogo.
La obra es interesante por la objetividad de su discurso y por la habilidad con la que está construida. La narración retiene la atención del espectador a pesar de los trazos de desapego, distanciamiento y frialdad que la acompañan. El objetivo se consigue con la ayuda del realismo y verismo del relato y de la acción que se desarrolla. Añade referencias cinéfilas de interés como las que dedica a “Cuando los mundos chocan” (1951), “El exorcista” (1973) y “M.A.S.H.” (1972). Por lo demás, la obra luce las virtudes propias de un trabajo cuidado y bien hecho, crítico, exento de complacencias tediosas y bien interpretado. No faltan símbolos y alegorías como la larga noche de tormenta, la helada que la acompaña o el látigo que trajo de Méjico el tío Sam. Aporta referencias plásticas cultas como las imágenes de obras de Roy Lichtenstein y Robert Rauschemberg. No faltan toques oportunos de ironía y comicidad.
La banda sonora, de Michael Danna (“Asesinato en 8 mm”, Schumacher, 1999), ofrece una partitura sencilla y de aires minimalistas y primitivistas, de gran belleza y elegancia, que corre a cargo del Evergree Club Gamelan Ensemble. Se usan flautas americanas precolombinas (de caña) y de instrumentos artesanales de percusión y acompañamiento. Como música añadida ofrece temas excelentes de J.S. Bach, David Bowie, Elton John y otros. La fotografía, de Frederik Elmes (“Kinsey”, Condon, 2004), en color (technicolor), evita los efectos especiales y compone planos contrapicados, picados y zooms picados de elevación, que dejan constancia de la versatilidad de la cámara. Abundan las secuencias nocturnas y los ambientes opresivos que delatan los estados de ánimo de los personajes y la preocupación que se deriva de su situación o de sus devaneos sin rumbo y sin control.