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Estados Unidos Estados Unidos · No os mováis tanto,
Voto de aka IDIOT:
8
Drama Oskar Schindler (Liam Neeson), un empresario alemán de gran talento para las relaciones públicas, busca ganarse la simpatía de los nazis de cara a su beneficio personal. Después de la invasión de Polonia por los alemanes en 1939, Schindler consigue, gracias a sus relaciones con los altos jerarcas nazis, la propiedad de una fábrica de Cracovia. Allí emplea a cientos de operarios judíos, cuya explotación le hace prosperar rápidamente, ... [+]
27 de junio de 2008
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces prefiero olvidar la exagerada duración de las secuencias y de la película en sí. Grandilocuencia.
Otras veces prefiero olvidar que no pasan diez minutos sin que un menor de 10 años se cruce delante del espectador. Sensiblería.
Prefiero olvidar, también, las ganas de hacerse historiador sin pisar la facultad correspondiente. Subjetivismo y falta de perspectiva. Existe un género precioso llamado documental, señor Spielberg.
Del mismo modo, renuncio a entender el personaje femenino que acompaña a Schindler, no entiendo su existencia ni su manera de actuar.

Tantas cosas quiero y consigo olvidar mientras veo la película que confecciono una lista que, sin llegar a ser tan larga como la de Oskar Schindler, es lo suficientemente molesta como para estropearme un bonito espectáculo repleto de nostalgia. Porque de lo que sí me acuerdo es de la primera vez que la vi, no llegaba a los 10 años y no me enteré de la misa la media, pero a la larga descubrí que todo aquello que permanece en tu memoria cuando una película que te gusta suele estar por encima, al contrario de lo que alguna vez he defendido, de la propia historia.
La magia en los ojos de Neeson, la bondad en el rostro (invariable) de Kingsley, el horror en cada gesto destila sufrimiento, dolor. Emociones que atraviesan la pantalla directas a tu interior, sin que lo puedas evitar con ningún tipo de análisis crítico.

Sin el más leve atisbo de raciocionio, las causas desaparecen y sólo quedan los efectos, más dolor. Esto es real y aquí ya no nos queda alegría. La gastamos celebrando aquel mendrugo de pan, viendo que caía agua en las duchas, con aquel disparo desviado.

Siempre que la veo, que ya será la cuarta vez, soy incapaz de conservar mi lógica, mi crítica, pese a que eliminaría los últimos 15 minutos, pese a que cuenta con numerosos, y no precisamente pequeños, errores en el desarrollo de los personajes, de la historia en sí. Pese a todo lo malo que puedo sacarle, me llega, me la creo. Y a veces con eso es más que suficiente.
aka IDIOT
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