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Voto de aka IDIOT:
7
2004
J.J. Abrams (Creador), Damon Lindelof (Creador) ...
7.9
112,009
Serie de TV. Aventuras. Intriga. Drama. Fantástico
Serie de TV (2004-2010). 6 temporadas. 121 episodios. Historia de un variopinto grupo de supervivientes de un accidente de aviación en una remota isla del Pacífico aparentemente desierta, una isla en la que suceden cosas muy extrañas. Luchando por la supervivencia, casi medio centenar de personas mostrarán lo mejor y lo peor de sí mismas. (FILMAFFINITY)
24 de mayo de 2010
21 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
No recuerdo cómo fue la frase que Lillo soltó en una entrevista hace bien poco en un periódico, pero venía a decir que, en el fútbol de hoy en día, cobraba más importancia la guarnición que el solomillo, lo que pasa entre semana que lo que ocurre en el campo de juego. Me pareció en su momento una reflexión tan lúcida como acertada, pero no sólo limitándola al ámbito al que se refería, sino que es fácil de extender a muchos otros ámbitos, en particular al del mundo televisivo y más aún, al de Lost.
La frase viene a hablar, por ejemplo, del fenómeno mediático que una serie como Lost ha conseguido formar a su alrededor, viene a resumir esa sensación que vengo teniendo hace tiempo: en Lost importa más la trascendencia social que el propio desarrollo de los sucesos que en la serie ocurren. De alguna manera, hace tiempo que lo que crea en la gente es más una necesidad de integración que un disfrute puro y duro de una trama sensata, atractiva y emocionante; de alguna manera, Lost es algún tipo de solomillo relleno de guarnición.
Esto genera dos vertientes de análisis. La primera redunda en la total ausencia de capacidad crítica del común de seguidores de esta moda en la que la serie televisiva se ha convertido, que no han querido ni sabido ver lo que de verdad llama la atención de Lost y que sólo han buscado respuestas a la batería de preguntas con la que los creadores nos han bombardeado durante 6 años perdiendo la noción de que lo que de verdad importa no es el timeline de la serie, sino cómo se gestiona este. Aquí es donde enlaza la segunda vertiente, la que creo que hace especial a Lost frente al resto de hypes que se han visto recientemente, en el cómo los creadores han sabido jugar sus cartas. Es fácil criticar la manera de actuar de Cuse y Lindelof por sus declaraciones magnificientes y, a veces, egomaníacas. Igual de fácil que es criticar los numerosos efectos y defectos de Lost en su desarrollo, la frecuencia de lagunas en su trama y la pérdida de identidad que supone la mezcla de géneros y el reiterativo engaño realizado sin pudor. Lo que ya no es tan fácil es haber creado ese monstruo mediático tal y como lo han hecho, haber conseguido fabricar y vender un producto que actuará como referente generacional.
¿Y cómo lo han hecho? Destacaría una serie de claves que me parecen absolutamente básicas para comprender el éxito de la serie.
(sigue en spoiler por falta de espacio)
La frase viene a hablar, por ejemplo, del fenómeno mediático que una serie como Lost ha conseguido formar a su alrededor, viene a resumir esa sensación que vengo teniendo hace tiempo: en Lost importa más la trascendencia social que el propio desarrollo de los sucesos que en la serie ocurren. De alguna manera, hace tiempo que lo que crea en la gente es más una necesidad de integración que un disfrute puro y duro de una trama sensata, atractiva y emocionante; de alguna manera, Lost es algún tipo de solomillo relleno de guarnición.
Esto genera dos vertientes de análisis. La primera redunda en la total ausencia de capacidad crítica del común de seguidores de esta moda en la que la serie televisiva se ha convertido, que no han querido ni sabido ver lo que de verdad llama la atención de Lost y que sólo han buscado respuestas a la batería de preguntas con la que los creadores nos han bombardeado durante 6 años perdiendo la noción de que lo que de verdad importa no es el timeline de la serie, sino cómo se gestiona este. Aquí es donde enlaza la segunda vertiente, la que creo que hace especial a Lost frente al resto de hypes que se han visto recientemente, en el cómo los creadores han sabido jugar sus cartas. Es fácil criticar la manera de actuar de Cuse y Lindelof por sus declaraciones magnificientes y, a veces, egomaníacas. Igual de fácil que es criticar los numerosos efectos y defectos de Lost en su desarrollo, la frecuencia de lagunas en su trama y la pérdida de identidad que supone la mezcla de géneros y el reiterativo engaño realizado sin pudor. Lo que ya no es tan fácil es haber creado ese monstruo mediático tal y como lo han hecho, haber conseguido fabricar y vender un producto que actuará como referente generacional.
¿Y cómo lo han hecho? Destacaría una serie de claves que me parecen absolutamente básicas para comprender el éxito de la serie.
(sigue en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En primer lugar, los personajes, el único punto sobre el que Cuse y Lindelof siempre se han mostrado honestos. Lost es una serie donde, al contrario que en otras del mismo estilo, se ha sabido ver a tiempo y manejar la trama como una excusa para mostrar las idas y venidas de todos los estereotipos que un día construyeron como personajes. Todos ellos han tenido sus momentos de gloria y fracaso, todos ellos han generado odios y amores en una especie de culebrón mítico-dramático que ha mantenido en pie toda la trama.
En segundo lugar, haría mención a la estructura externa de la propia serie. Los frecuentes cliffhangers son una mera disculpa para atender a la parte central de la trama, esa disculpa que, como leía hace ya bastante tiempo no sé muy bien a quién ni donde, han permitido crear la primera telenovela que un hombre no se avergüenza de ver. Pero esta propia estructura mismo hace mención al primer punto de lo que he destacado, no es la trama la que domina la estructura capitular de la serie, en absoluto, sino los personajes centrales de cada episodio. La trama es un mcguffin en sí misma, curvea y se retuerce para no ofrecer ninguna salida disponible, salvo presumir que no es relevante para el desarrollo de aquellos que sí importan. Se ha construído un mundo mítico de tal forma que cualquiera puede asumir que, en Lost, todo puede pasar porque no hay reglas. Y eso es fantástico.
En tercer lugar, todo lo que adereza la serie es reseñable. Especialmente la magnífica música de Giacchino y las constantes referencias tanto a la propia serie, como a todo lo que la rodea. Montaje, dirección, sentido del humor y del ritmo y una espléndida disposición de temáticas básicas para el ser humano. Todos los aspectos destacan en un cierto momento de una manera suficientemente digna.
Para concluir, resumiré que si bien mi defensa es elogiosa, no hago más que evitar mencionar la tremenda cantidad de fallos que acumula la serie a sus espaldas. Más que nada porque hay que ser conscientes de a qué nos enfrentamos y es, nada más y nada menos, a lo que me refiero en el título: a un producto televisivo con una fortísima ascendencia social que no sólo nunca ha dejado de serlo, sino que con el tiempo ha ido asumiendo ese rol con más y más decisión hasta hacerse eco de los rumores que, sobre la serie, circulaban por la red.
Un producto de entretenimiento, ni más ni menos. Un solomillo con poca y sabrosa carne y muchísima guarnición de elevada calidad.
En segundo lugar, haría mención a la estructura externa de la propia serie. Los frecuentes cliffhangers son una mera disculpa para atender a la parte central de la trama, esa disculpa que, como leía hace ya bastante tiempo no sé muy bien a quién ni donde, han permitido crear la primera telenovela que un hombre no se avergüenza de ver. Pero esta propia estructura mismo hace mención al primer punto de lo que he destacado, no es la trama la que domina la estructura capitular de la serie, en absoluto, sino los personajes centrales de cada episodio. La trama es un mcguffin en sí misma, curvea y se retuerce para no ofrecer ninguna salida disponible, salvo presumir que no es relevante para el desarrollo de aquellos que sí importan. Se ha construído un mundo mítico de tal forma que cualquiera puede asumir que, en Lost, todo puede pasar porque no hay reglas. Y eso es fantástico.
En tercer lugar, todo lo que adereza la serie es reseñable. Especialmente la magnífica música de Giacchino y las constantes referencias tanto a la propia serie, como a todo lo que la rodea. Montaje, dirección, sentido del humor y del ritmo y una espléndida disposición de temáticas básicas para el ser humano. Todos los aspectos destacan en un cierto momento de una manera suficientemente digna.
Para concluir, resumiré que si bien mi defensa es elogiosa, no hago más que evitar mencionar la tremenda cantidad de fallos que acumula la serie a sus espaldas. Más que nada porque hay que ser conscientes de a qué nos enfrentamos y es, nada más y nada menos, a lo que me refiero en el título: a un producto televisivo con una fortísima ascendencia social que no sólo nunca ha dejado de serlo, sino que con el tiempo ha ido asumiendo ese rol con más y más decisión hasta hacerse eco de los rumores que, sobre la serie, circulaban por la red.
Un producto de entretenimiento, ni más ni menos. Un solomillo con poca y sabrosa carne y muchísima guarnición de elevada calidad.