Cerré la última página de la primera novela de la saga Dune, y salí disparado al salón para visionar la versión extendida de David Lynch.
Es una película con muy buenas intenciones, ya que quiere ser fiel a la historia, pero es un fracaso total. Creo que es una de las peores adaptaciones que he visto en mi vida.
El guión y el montaje son absurdos, simples y rozan lo grotesco.
La película es un trailer larguísimo sin pies ni cabeza.
Los personajes son planos, y no hay relaciones entre ellos.
El Duque Atrides es una especie de Juan Pardo, que a la mínima ya está chillando.
La Dama Jessica parece una furcia ignorante y miserable.
El emperador, un botarate viejo sin dignidad ni orgullo que se arrastra lloriqueando toda la película, es un pobre diablo, y ya lo demuestra al principio cuando habla con una especie de cigala mutante muy lista.
Sobre los Harkonen ya prefiero no comentar nada.
Paul es el único que se salva, excepto por un pequeño error de adaptación, y que curiosamente, es el hecho más importante de la novela. Paul Atreides es un niño, no un cabezabuque que podría ser la pareja de Dama Jessica (su progenitora).
Los efectos especiales son extraños, por una parte, los gusanos están muy bien hechos y molan, pero las naves espaciales ochenteras son como paquetes de tabaco voladores adornados con estupideces.
Todo está invadido por los ochenta, la banda sonora en concreto, me hizo llorar de la risa en un par de ocasiones.
Lo peor de todo es el enfoque dado a los Fremen, los hijos del desierto, un pueblo duro y sabio que es representado como una horda de guarros sin dignidad.
Semejante blasfemia es intolerable.
No quiero imaginar lo que supondría ver esta película sin haber leído el libro, una incomprensión total que haría temblar la salud mental del espectador, quizás.
Lean la novela.