Imaginemos una película hablada en euskera donde los hombres llevan txapela y que transcurre en una aldea típica vasca. Las críticas no hablarían de lo genial que es una serie hablada en su exótico, por minoritario, idioma original y con subtítulos. Pero es en hebreo y en una comunidad cerrada de Israel.
Esa serie contaría con los guapos y guapas de turno vascos. Y las críticas dirían que han sido elegidos por su belleza y no por su capacidad interpretativa. Pero son israelitas, no vascos.
Sigamos imaginando que nos contara situaciones cotidianas con poco especialmente subrayable. Nos dirían que no aporta nada especial en cuanto al guion. Pero es el guion de un israelita, no de un vasco.
Y naturalmente en series extranjeras no hay que hablar de cámaras, de luces, de interpretaciones, del director o del número de capítulos necesarios para contar la historia o de la duración de esos capítulos. Eso lo dejamos para las series y películas españolas.
Por eso he puntuado la serie como si fuera una serie de vascos, dirigida e interpretada por vascos, y hablada en euskera.