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España España · madrid
Voto de newbury:
1
Drama Maixabel Lasa pierde en el año 2000 a su marido, Juan María Jaúregui, asesinado por ETA. Once años más tarde, recibe una petición insólita: uno de los asesinos ha pedido entrevistarse con ella en la cárcel de Nanclares de la Oca /Álava), en la que cumple condena tras haber roto sus lazos con la banda terrorista. A pesar de las dudas y del inmenso dolor, Maixabel accede a encontrarse cara a cara con las personas que acabaron a sangre ... [+]
25 de septiembre de 2021
139 de 376 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay 3 clases de películas españolas: las "aburridas" (la gran mayoría), las "estúpidas" (la inmensa mayoría) y las "sectarias" (desde hace demasiado tiempo, la totalidad). Hay dos clases de actores españoles: los de izquierdas y los que no trabajan, y también hay dos clases de directores/as españoles/as: los de izquierdas y los que no ruedan. Esa es la triste realidad de algo que nunca fue industria y desde hace demasiado tiempo, ha dejado de ser cine, para dedicarse a servir "intereses bastardos".
Nos "vendieron" que el Estado había vencido a ETA (solo pensar en lo de hace pocos días en Mondragón con una parte del pueblo embrutecido y mastuerzo aplaudiendo al asesino de 37 personas habla de la clase de victoria que ha obtenido el Estado) y ahora se busca pasar la página definitiva. BOLLAIN puede decir, y ello es cierto, que su película está basada en un hecho real, pero estos "cutre-progues" siempre que han sido preguntados o incluso han rodado (y no pocas veces) sobre ETA, han sido eso que se llama "tibios" o "equidistantes". Han hablado de violencia pero nunca de asesinos y asesinados, de violencia pero sin diferenciar el que ponía la nuca y los que ponían las balas y las bombas-lapa; esta película les viene al pelo porque no debemos olvidar que la protagonista ha terminado siendo un cargo político porque "convenía por el bien de la convivencia". A esa camada de asesinos a los que esa sociedad enferma llama "gudaris" (Sí, esos "gudaris" que se hacían encima sus "necesidades" cuando eran detenidos) y que no merecen ni pisar el suelo del planeta, no hay que concederles ninguna tribuna que justifique sus atrocidades.
Que están bien los actores, que el film se deja ver, no justifica el recurrente "trágala" con esta escoria. Cuando las películas hablen SOLO del dolor de los muertos, y del dolor de sus familias; cuando las películas sobre ETA se titulen ASESINOS COBARDES o TIROS POR LA ESPALDA quizá yo me acerque a esos productos con otra mirada. Pero creo que esta generación que rueda sistemáticamente subvencionada y empeñada en llamar a todo esto "cultura", ni tiene vergüenza, ni tiene cojones para hacerlo.
newbury
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