Una historia verdadera, que como su nombre indica se basa en un hecho real, aunque a veces la realidad supera a la ficción. Yo, desafortunadamente, la descubrí demasiado tarde por lo que no la he podido disfrutar hasta hace muy poco. A pesar de estar dirigida por David Lynch, se aleja totalmente de su habitual estilo de adentrarse en el mundo onírico y en la parte más oscura de la mente humana, esta vez trata una historia de lo más sencilla pero a la vez quizás sea la película más profunda de su director. La música y las imágenes son dignas de mención. Una película conmovedora de principio a fín. Nunca el final de una película dijo tanto con tan pocas palabras. Una joya de las que no abundan en el cine actual.

Que la disfruteis.