Pierce Brosnan se aburría, o quería comprarse un castillo en Escocia, así que debió aceptar encantado el papel protagonista que le ofrecía esta película (por el que sin duda se llevó un buen cheque) y que le permitía volver a hacer de superagente secreto. Y aunque el hombre ya está madurito (61 años), todavía puede hacerlo aceptablemente bien. Al fin y al cabo, el que tuvo, retuvo.

Es una pena que un buen trabajo en escenas de acción, peleas, persecuciones y tiroteos, con un buen actor protagonista y una acompañante femenina que no lo hace mal del todo (Kurylenko) y que luce cuerpazo de forma espectacular en las secuencias del hotel de Belgrado, se vea lastrado por un guión confuso y marrullero, a ratos tramposo y a ratos sin pies ni cabeza (la escena en la que Brosnan agrede a la chica de su perseguidor/alumno carece de sentido, como alguna otra). Repito: una pena, porque con un guión mas claro, que permitiese al espectador desarrollar la necesaria empatía con los protagonistas, estaríamos hablando de una película bastante mejor.

En resumen: si va a verla, no se complique la vida: hay un par de protas (que no se dan un revolcón, menos mal, que Brosnan ya tiene una edad), hay malos a montones, otro que al final no lo es tanto, algún que otro bueno, muchos tiros, algunas tetas, persecuciones y peleas y una ciudad, Belgrado, poco conocida por aquí. Sientese, disfrute del espectáculo y al salir del cine, olvídela.

Y recuerde: una pala a mano siempre puede ser la mar de útil. Tanto como el minibar de un hotel después de darse de hostias con un antiguo colega.