Haz click aquí para copiar la URL
Irlanda Irlanda · Gijon
Voto de pipona:
10
Comedia. Drama. Romance Isaac Davis, un neoyorquino de mediana edad tiene un trabajo que odia, una novia de 17 años a la que no ama y una ex esposa lesbiana a la que desearía estrangular, porque está escribiendo un libro en el que cuenta las intimidades de su matrimonio. Cuando conoce a Mary, la sexy y snob amante de su mejor amigo, se enamora perdidamente de ella. La idea de dejar a su novia, acostarse con Mary y abandonar su trabajo supone para él el ... [+]
25 de julio de 2008
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tío tiene una estatua en una de las más céntricas calles de Oviedo, inaugurada en su presencia cuando recibió el premio Príncipe de Asturias de las artes hace unos años.
Dicha estatua no tiene gafas. A los dos días de ser inaugurada, algún gamberro ocioso las arrancó de cuajo para seguramente colocarlas como trofeo en su casa. Las veces que han querido reponerlas, no se si el mismo imbécil, o quizás algún familiar, ha seguido robando las susodichas lentes.

Ahora, cada vez que paso por su lado y le hago la reverencia, me entristece verle tan solo con una patilla de la gafa colgando, pero pronto me doy cuenta que la situación bien podría haber sucedido en la quinta avenida de su querido Manhattan y quien sabe si esta secuencia podría hasta haber tenido un hueco en esta maravillosa película.

Irónica, satírica y desenfadada comedia de costumbres que resalta todas y cada una de las inquietudes del gran cineasta judío. Desengaños, adulterios, mentiras y genialidad unidas para mostrarnos un maravilloso poema en imágenes cuyo principal protagonista es el asfalto de la ciudad de New York.
Todos los personajes son secundarios de lujo atrapados en la telaraña de la gran urbe norteamericana, que se mueven como insectos sin escrúpulos entre los puentes, barrios y rascacielos que el realizador ya se ocupa de mostrarnos en uno de los más grandes y geniales arranques de película que haya dado el cine. El resto es una sucesión de diálogos directos y mordaces que convierten el guión en una obra de arte, en una película enorme en la que el espectador no tiene más remedio que sumergirse en el peculiar universo que ha logrado crear uno de los más grandes directores de todos los tiempos.

Yo tengo suerte, cuando quiero saludarle me acerco hasta Oviedo, y aunque sea sin gafas, me imagino sentado a su lado esperando el amanecer a través del puente de Brooklyn.
pipona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow