Hay ocasiones en las que tengo unas ganas tremendas de ir al cine pero claro, no siempre hay buenas películas. Aquel día acudí porque sí, y desde luego la película no tenía buena pinta. Una más entre el montón de historias navideñas.
Afortunadamente, a veces el cine te da sorpresas y esta fue de las gordas. No, no quiero engañar a nadie, la película es la historia de una familia americana en Navidad. Hijos que regresan a casa, un árbol perfecto, una cocina espectacular. Hasta ahí todo normal.
Lo diferente es que es sorprendente. Mezcla un tono cómico con otros momentos en los que se te pone un nudo en la garganta. Está bien contada y acabas enamorándote de esa familia encantadora, a pesar de sus imperfecciones.
Como inconveniente, está claro que Dermot Mulroney desluce el conjunto porque es un tipo que transmite lo justo para ir tirando. Pero, disfruto con el papel de pija de Sarah Jessica Parker (que le viene que ni pintado) y, especialmente, con Rachel McAdams que me parece una actriz estupenda y a la que auguro un gran futuro. Por supuesto no me olvido de la habitual elegancia de Keaton y de un Luke Wilson del que me enamoré al instante por su simpatía y por su forma de ver más allá de lo obvio.

En definitiva, una gran opción navideña (me encantan los títulos de crédito) que ofrece mucho más de lo que parece. Se merece una oportunidad.