En el programa español Días de cine, hace unos 5 años, o tal vez un poco más, en una sesión que no sé si siguen teniendo, un tipo que no recuerdo si era escritor o a qué se dedicaba específicamente, eligió su secuencia de cine favorita, la cuál fue Él de Buñuel, de quién dijo que tenia tanto talento, que con poco presupuesto, actores mediocres, y demás, lograba hacer maravillas, cosa con la que estoy completamente de cuerdo, y se puede decir lo mismo de esta.
Si bien corresponde es de su autodenominada, etapa alimenticia, para mí esta etapa, tiene muchas películas que no han recibido el reconocimiento que merecen, entre ellas esta.
La historia de un hombre que termina siendo victima y victimario de su propia fuerza, en una mezcla de neo realismo, melodrama y cine negro, excelente, y que a la vez logra ingresar los elementos que eran la firma buñueleana, la gallina, el humor negro, el grotesco, la sensualidad, y algo que lamentablemente en parte perdió sobre todo en sus películas francesas, no así en las españolas, Viridiana y Tristana, y es la intensidad, Buñuel no tiene empacho en ir hasta el final en cuanto al melodrama, los golpes, las humillaciones, las cachetadas, el llanto, sumado a los clichés, como el ser hijo bastardo, que su vida esté dividida por una mujer mala y una buena, pero sin que esos elementos (clichés) salidos del más clásico culebrón, vengan a mal, al contrario, él eleva estas formulas y les da la vuelta, cosa que muchos han querido copiar y en la mayoría de los casos, les ha salido pésimo.
También muy destacada la interpretación de Katy Jurado, y la forma en que está estructurado su personaje, que si bien es una mujer fatal, cruel, infiel, mentirosa, no cae en la caricatura en que a veces caían en el cine negro, esta es una mujer compleja, humana.
Todo eso sumado a unos diálogos que representan a la perfección la forma coloquial de hablar de los mexicanos, pero sin que por ellos, cualquiera que no lo sea, como quién escribe, puede captar perfectamente.