Un matrimonio es perseguido por un par de mercenarios solo por el hecho de que le vieron la cara a uno de ellos.
Thriller estandar, donde un mercenario frió, calculador, huraño, y su colaborador, tosco, burdo, patético, se cruzan sin querer con el de un matrimonio que está pasado por una crisis.
Su principal mérito es que no decae, pero tampoco evoluciona, ya que no profundiza en ninguno de los temas que abre.
Es lamentable el desperdicio de Rosario Dawson en un papel tan mediocre, irrelevante y breve.
Igual suerte corre Joseph Gordon-Levitt que simplemente no sirve para encarnar este tipo de personajes ya que ni su físico, ni su estilo interpretativo tiene nada que ver con el desborde necesario para su personaje, por lo tanto se ve sobreactuado en todo momento, además de que al personaje le falta un porqué.
Rourke está bien, a diferencia de Gordon-Levitt el papel es ideal para la forma naturalista con que suele interpretar sus personajes, quizás el personaje de el indio mercenario atormentado, ya se ha tocado otras veces y de forma mucho más profunda.
Diane Lane está correcta siendo que es tal vez uno de los peores personajes que ha interpretado, una mujer chillona, molesta, a la que le falta fortaleza para ser una heroína y motivos para conmover al espectador.
Y por último Thomas Jane (para mí) el alma de la película, su personaje es el único que genera empatía, querés que las cosas le salgan bien, que la insoportable de su mujer se de cuenta que son el uno para el otro, que él la ama, además no sé si por como está escrito o por la interpretación de Jane, si bien es el estereotipo del hombre trabajador y macho protector capaz de matar a medio mundo para salvar a su mujer, en ningún momento cae pesado o arrogante, al contrario, logra que el público lo siga y lo comprenda.
Es una paradoja ya que a simple vista parece el personaje menos complejo y termina siendo el más interesante, y el que se roba la película.
En definitiva se le agradece el no tener giros, pero es un film frío, donde la mayoría de los personajes falta delinearlos para volverlos algo más que buenos o malos.