Uno de esos casos donde la película supera a la novela, no digo esta sea mala, es correcta, pero aquí el director le da una vuelta de tuerca, humor negro y un contexto social que la novela no tenia, también los personajes cambian, se vuelven de carne y hueso, los diálogos suenan menos mecánicos que en la novela.
También el director logra con poco que vayamos conociendo a ese sicario algo renegado, al que nunca se llega a terminar de entender, pero si lograr fascinar al espectador, pese a su parquedad y su misterio, destacable es verlo en las escenas cotidianas con su único amigo el personaje interpretado por Ulises Dumont, las cuales además de aportarle humanidad, y mostrarnos lo que se supone obvio pero que el cine rehuye, que un sicario también es una persona, que tiene amigos, que quiere, que sufre, se ríe, etc, terminan volviéndose clave para entender el desenlace.
Lo mejor además del guión es la dirección, Aristarain le impregna un estilo clásico, con reminiscencias al cine negro, y sobre todo a La Ventana indiscreta.