Mi jefe fue el que me comentó que esta película estaba muy, pero que muy bien, me recomendó verla, incluso se ofreció a pasármela, hasta que me convenció para que le dedicara dos horas de mi tiempo y no se equivocaba. Esta película está francamente bien y me ha llegado, me he sentido identificada plenamente con Tom, el personaje al que magníficamente interpreta Joseph Gordon Levitt, un joven actor que ha evolucionado de una forma impresionante y que es el alma de la película. Yo también he sido una fusilánime por amor, a mí también me han dado calabazas, yo también me he vaciado por una persona, dándolo todo por ella y no ha servido para nada, porque no se puede obligar a nadie a que te ame y porque si la chispa no surge desde un primer momento, si esa conexión no se ha establecido desde la primera mirada, ya no hay nada que hacer. Así que a mí me ha encantado lo que cuenta esta película, el desamor, la ruptura, las esperanzas e ilusiones truncadas y cómo lo cuenta, con sencillez y sín tonterías edulcoradas. La otra parte de la historia la representa la encantadora Zooey Deschanel, quién interpreta a la parte menos sufrida de la relación, la que deja, la que no ama hasta que ama, la que decide cómo y cuándo. Los dos actores ya habían coincidido en otra película anterior, por lo que la química entre ellos es más que palpable y éso repercute positivamente en el resultado final. Junto a ellos destacaría a la joven promesa Chloe Moretz, de gran parecido físico con Abigail Breslin y que se desenvuelve con un desparpajo que no es normal para su edad.