Me comentaba mi amiga Sonia, quién lleva ya dos años viviendo a 1 hora de Belfast, que a pesar del tiempo que ha pasado desde que se firmó esa especie de pacto de paz entre las dos Irlandas, aún se puede sentir la tensión existente entre ambos bandos, tanto en las calles con sus pintadas y sus muros como en las personas que forzosamente tienen que convivir entre ellas. Es por ello, aparte de por otros motivos, que me interesaba echarle un vistazo a esta película, ya que me habían comentado que estaba filmada en localizaciones reales y que había causado polémica en este país. De hecho, el propio Martin McGartland protagonista de toda la historia estuvo bastante disgustado con la versión que la directora Kari Skogland había dado de su agitada vida. Creo que la película tiene un ritmo incansable, ágil, y que te hace realmente involucrarte en los problemas del protagonista, perfectamente interpretado por un Jim Sturgess que cada día me gusta más, me parece un actor muy interesante con un inmenso futuro por delante en el cine. Junto a él, el veterano Ben Kinsgley, un camaleón de la pantalla, que esta vez con cambio de look incluído vuelve a demostrarnos lo maravilloso actor que es. Descubro las caras nuevas de la londinense Natalie Press, quién representa perfectamente a esa chica irlandesa de clase obrera y humilde y del canadiense Kevin Zegers, más que correcto. La novia de Robert Rodríguez, Rose McGowan, está más bien floja en comparación con el resto del reparto. La recomiendo, creo que merece la pena.