Amo el cine francés, me encanta, me apasiona, creo que no lo puedo decir más claro y, por fin, he conseguido ver esta película de un director al que no conocía, Claude Berri, quien se hace cargo de esta película basada en una novela de Anna Gavalda que seguro que caerá en mis manos más pronto que tarde. Como protagonista tenemos a la bella Audrey Tatou, quién a pesar de su enorme éxito mundial con la película "Amelie" no ha sido una actriz de un perfil muy alto en el sentido de que su trayectoria en el cine ha sido a paso lento y muy discreto. Compartió protagonismo en "El Código Da Vinci" junto a Tom Hanks en Hollywood pero creo que ha sido de lo poco que la francesa ha hecho fuera del mercado de su país. Es una actriz discreta y competente que aquí nos trae a Camille, una chica solitaria que trabaja como limpiadora de oficinas y que no tiene buena relación con su madre. Como vecinos de Tatou, el director nos trae a dos chicos muy diferentes entre sí. Por un lado tenemos al entrañable Laurent Stocker, desconocido por mí, maravilloso como ese tímido y acomplejado Philibert, de familia acomodada pero que vive vendiendo postales a las puertas de los maravillosos museos parisinos, y por otro lado, tenemos a Franc, interpretado por el atractivo y correcto Guillaume Canet, cocinero al que ha criado su abuela, ya mayor y dependiente y que, prácticamente no tiene vida ya que ésta se resume en trabajar en un restaurante y visitar a su abuela en su residencia de ancianos. De él me encanta la relación que tiene con su abuela y lo mucho que la quiere. Estos tres personajes se cruzan entre ellos y sus vidas cambian de una manera totalmente positiva. Y culminando el reparto de actores tenemos a la veterana y maravillosa Françoise Bertin, quien me ha emocionado en cada una de sus secuencias y que me ha recordado tanto a mi madre. Con un pequeño papel tenemos a la actriz de color Firmine Richard. Preciosa la canción de Yves Montad, "La bicyclette", que sirve como banda sonora de esta bonita película francesa.
Un saludo,
Tess