Tierna, entrañable y que cuenta más de lo que parece. No es una obra para cubrir el expediente, no, es una obra sensible y divertida; y puede que estemos ante la más profunda película de este creador de historias que es Woody Allen, que es cierto que se parecen unas a otras y más si él sale de personaje, pero eso es lo mejor porque no te cansas de verlo haciendo sus típicos papeles atormentados.

Si no es la mejor es la segunda mejor, es una obra tierna y de ritmo ágil como pocas que la ves con una sonrisa incluso reconociéndote en muchos lances, una obra que habla de las inquietudes del amor y, en concreto, de la vida de una familia, una familia bien que se ve de año en año el día de Acción de Gracias en casa de los padres de las hermanas. Estas hermanas cuentan como les va y conversan sobre el sentido de sus vidas. Estos encuentros están expuestos con un guion preciso, haciendo que sintamos los deseos y temores de cada uno, llegando al fondo de sus corazones. Hay un rica variedad de comportamientos y sentimientos con caricias a escondidas, con citas secretas, con frases de amor susurrantes.

Conectas con Hannah y sus hermanas con una apacible complicidad, comprendiendo sus celos, sus envidias y sus tristezas, y sus deseos sexuales más allá de los permitidos. Ver a Michael Caine espiar y correr para hacerse el encontradizo es un flash que sólo Woody ha podido idear; es ver a Michael Caine, un tío tan serio, haciendo de Gene Wilder que es algo que no tiene precio; y no digamos cómo puede uno disfrutar viendo las caras de Woody, el hipocondriaco, atormentado por culpa de su oído enfermo que le llevará a desarrollar un mundo nuevo de teorías y filosofías sobre la vida.

Y no olvidemos en esta rica película la sorna sobre el footing, ni cómo nos enseña a contemplar y apreciar viejas fachadas de edificios, acudamos al rincón del vino y a la ópera, disfrutemos del arte, de la música y de los paseos por el parque, descubramos el pensamiento mustio del artista, el amor... ¡Y cómo no!, descubramos la página 112 del libro de poesías.

Woody Allen, aquí, otra entrañable obra suya.