Por aquellos tiempos James Stewart de vaquero se ponía a funcionar cuando le disparaban. Los tiros le hacían mella pero nada más, dolor no sentía, el cabreo le hacía olvidar el dolor de llevar plomo atravesando carne e incrustado en el hueso.

La película se hace larga porque los malvados son malos poco a poco, al principio quieren engañar, asustan a las rubias, beben whisky en misa, poca cosa; ahora... cuando ves que Jack Elam le toca el culo a la india buenorra, entonces sí. Ahí ya sí que se pasan… Ahí ves que la cosa va en serio...

Jack Elam es un cabrón de cuidado, siempre tiene que ser él quien vaya dando la nota. Gran Jack Elam de malvado. Siempre.

Esta película iba para aprobadillo hasta que llega el duelo. El duelo es impresionante, no estoy de cachondeo cuando digo que es uno de los mejores duelos rodados en el Western. Ya quisieran películas famosas de OK corrales haber conseguido algo tan bueno en tan poco tiempo.

La clave es el viento en esas secuencias. A mí me encanta el viento. Sentir el sonido del viento zumbar a tu lado y los árboles agitarse entre remolinos de hojas me dicen que estoy vivo, que todo está vivo a mi alrededor. Ese duelo entre barracas descuajeringadas, batiéndose los portones, con Henry Fonda impresionante soltando frases épicas (acabo de aprender que dejar herido a un hombre es un error… No vayas derecho hacia un hombre que te está esperando…) son momentazos inolvidables. El viento fue clave a la hora de rodar, aísla y entristece, retrasa el estampido de los tiros y oculta el rumor de los pasos.

Inolvidable.