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España España · Madrid
Voto de Victoria:
7
7.2
15,337
Animación. Drama Jiro Horikoshi, que sueña con volar y diseñar hermosos aviones, se inspira en el famoso diseñador aeronáutico italiano Caproni. Corto de vista desde niño y por ello incapaz de volar, se une a la división aeronáutica de una compañía de ingeniería en 1927. Su genio pronto es reconocido y se convierte en uno de los más prestigiosos diseñadores aeronáuticos. Film biográfico que recrea hechos históricos que marcaron su vida, como el ... [+]
10 de junio de 2016
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Da lo mismo que El viento se levanta sea la última película de Miyazaki. No hay por qué esperar la obra de arte final, de hecho sucede a menudo que las películas intermedias o incluso las primeras en la filmografía de buenos directores sean mejores que las que se da por llamar testamentos o despedidas.

Hacía tiempo que no veía cine de Miyazaki y me apetecía mucho ver El viento se levanta. Comencé entusiasmada ante las primeras escenas de la película, los personajes infantiles son una obra de arte en el cine de Miyazaki, y ese sueño que vive Jiro, esa fuerza con la que lo va convirtiendo en realidad son lo mejor de la película.

El problema es que el film fue convirtiéndose en una historia más bien tópica, narrada como si fuera un collage de momentos en la historia del protagonista, lo cual no tendría por qué ser negativo en sí mismo si no fuera porque datos, vivencias propias y necesarias para una visión más completa de lo que vive Jiro no se muestran; sucede con las dudas que parece tener respecto a la utilización que se haga de su trabajo, y más aún ante la relación con esa jovencita tan dulce que casi es empalagosa, y que no se parece en nada a las mujeres de sus películas (son un descanso las breves apariciones de la hermana de Jiro). Hay momentos que dejan respirar entre la monotonía, algunos de los sueños de Jiro por ejemplo. También salvan en parte la obra, los personajes, típicos pero no por ello aburridos, del jefe de Jiro, de Caproni (muy bellas las imágenes en las que les acompañan los aviones repletos de gente) y del alemán exiliado, este último mejor aún por la personalidad que le confiere el tratamiento del dibujo, sus facciones, sus gestos, actitudes y su bien controlada presencia, ni un minuto más ni uno menos para cumplir su papel.

No me gustó la escena final, por una parte está rayando con el tópico sentimental en su tratamiento y por otra la falta de una presencia mayor de los planteamientos de vida de Jiro a lo largo de la narración hace que no tenga sentido.
¡Vive! le dicen. Podría no ser así si Jiro se hubiera planteado en algún momento si esa vida en la que su interés y emoción por su trabajo pasan por encima de los acontecimientos en su país y en el mundo y de lo que viven y pueden necesitar sus personas más cercanas es una vida que le satisface realmente. No es así, Jiro parece que no puede evitar vivir a su aire.

Por supuesto la animación y la música son pura poesía. En eso Miyazaki y Hisaishi siempre han sido maestros excepcionales.
Victoria
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