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Voto de JAVIERCC:
5
6.3
4,114
Drama
Eva (Itsaso Arana) es una chica de treinta y tres años que hace de su decisión de quedarse en agosto en Madrid un acto de fe. Necesita sentir las cosas de otra manera y piensa en el verano como un tiempo de oportunidades. En esos días de fiesta y verbenas se van sucediendo encuentros y azares, y Eva descubrirá que todavía tiene tiempo, que todavía puede darse una oportunidad. (FILMAFFINITY)
19 de marzo de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras unos títulos de crédito que nos transportan directamente a la Francia optimista y desenfadada de los años ochenta, y ya en nuestro querido Madrid de chulapos, rosquillas del santo y limonada, vemos como una receptiva muchacha trata de llevar a cabo una peripecia que se antoja, cuando menos, difícil: vivir en su propia ciudad las vivencias propias de un recién llegado. Así, Eva, que es como se llama la chica, toma el ´Tour Bus´ como una turista más y visita museos en un Madrid sofocante. Pronto, se da cuenta de que cuando uno pertenece a un lugar, generalmente, arrastra un pasado, y, así, Eva, en sus paseos por el asfalto incandescente, se va encontrando más o menos accidentalmente con amigos a los que había perdido la pista, e incluso a su ex pareja.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Tras unos primeros quince minutos de expectación e incertidumbre por saber cómo se va a desarrollar la aventura veraniega de esta falsa turista; averiguar de qué huye, cuáles son sus expectativas, sus planes de futuro (si es que tiene alguno), etc; la película entra en una ´flat line´, de la que ya no saldrá hasta el final, en la que se van sucediendo encuentros casuales con conversaciones banales, que llevan al espectador a entrar en una deriva visual muy anodina en general, aunque con algunos planos bastante estéticos, de un Madrid demasiado tópico (romerías castizas, puesta de sol en el Templo de Debod, la inexcusable salida a la sierra,...); y a desconectar de la no historia de la protagonista.
En esta deriva sin tregua, con el espectador pidiendo ya un momento de sosiego (y un vaso de agua fresquita), se van alternando charlas que tratan de ser profundas, como la relación que establecemos con los lugares a través de la memoria, la maternidad,...con momentos especialmente sonrojantes por su inmadurez, como una conversación de cariz feminista sobre la menstruación y sus pormenores, en la que se asegura que si los machos opresores tuviesen ´la regla´, ésta sería motivo de baja laboral por los dolores que provoca (sic).
Al final del soporífero periplo, la joven madrileña conoce (más bien acosa) a un tipo misterioso, al que se trata de presentar como un potencial suicida momentos antes de su performance final, pero que resulta ser simplemente un personaje sin ninguna iniciativa vital (y sin ningún interés narrativo), que se interna en la ´zona prohibida´ del viaducto, como en una especie de ritual nocturno, para ´echarse´ un cigarro antes de volver a casa tras su extenuante jornada laboral como camarero. Este tipo depresivo, que muestra un total desinterés por Eva ( y por el mundo en general), sin embargo, suscita en ella un deseo que al espectador se le antoja tan inexplicable (ya que hasta ahora, la chica, que acaba de salir de una relación sentimental, se ha mostrado muy contenida y distante en su relación con los hombres) como forzado. Sea como fuere, la joven Eva, saca abruptamente a la mujer pasional que lleva dentro, y poco menos que obliga al falso suicida a hacerle el amor cuando le está enseñando una habitación para alquilar a una hora intempestiva. Tras el coito, la protagonista nos anuncia que tiene la convicción de que lleva una vida en su interior (¿un nuevo mesías?)
Una vez en su hogar, el director nos obsequia con una anacrónica y tópica de oda a la maternidad, en la que Eva observa su cuerpo de mujer encinta frente al espejo.
Todo termina, como no podía ser de otra manera, en la enésima verbena popular, con el hastiado personaje del viaducto, su hija y Eva haciendo las cosas que se hacen en las verbenas.
Cine que no toma riesgos e idealiza la realidad para convertirla en un fábula simplona y bastante aburrida. Una lástima, porque el arranque de la historia prometía cierto interés.
En esta deriva sin tregua, con el espectador pidiendo ya un momento de sosiego (y un vaso de agua fresquita), se van alternando charlas que tratan de ser profundas, como la relación que establecemos con los lugares a través de la memoria, la maternidad,...con momentos especialmente sonrojantes por su inmadurez, como una conversación de cariz feminista sobre la menstruación y sus pormenores, en la que se asegura que si los machos opresores tuviesen ´la regla´, ésta sería motivo de baja laboral por los dolores que provoca (sic).
Al final del soporífero periplo, la joven madrileña conoce (más bien acosa) a un tipo misterioso, al que se trata de presentar como un potencial suicida momentos antes de su performance final, pero que resulta ser simplemente un personaje sin ninguna iniciativa vital (y sin ningún interés narrativo), que se interna en la ´zona prohibida´ del viaducto, como en una especie de ritual nocturno, para ´echarse´ un cigarro antes de volver a casa tras su extenuante jornada laboral como camarero. Este tipo depresivo, que muestra un total desinterés por Eva ( y por el mundo en general), sin embargo, suscita en ella un deseo que al espectador se le antoja tan inexplicable (ya que hasta ahora, la chica, que acaba de salir de una relación sentimental, se ha mostrado muy contenida y distante en su relación con los hombres) como forzado. Sea como fuere, la joven Eva, saca abruptamente a la mujer pasional que lleva dentro, y poco menos que obliga al falso suicida a hacerle el amor cuando le está enseñando una habitación para alquilar a una hora intempestiva. Tras el coito, la protagonista nos anuncia que tiene la convicción de que lleva una vida en su interior (¿un nuevo mesías?)
Una vez en su hogar, el director nos obsequia con una anacrónica y tópica de oda a la maternidad, en la que Eva observa su cuerpo de mujer encinta frente al espejo.
Todo termina, como no podía ser de otra manera, en la enésima verbena popular, con el hastiado personaje del viaducto, su hija y Eva haciendo las cosas que se hacen en las verbenas.
Cine que no toma riesgos e idealiza la realidad para convertirla en un fábula simplona y bastante aburrida. Una lástima, porque el arranque de la historia prometía cierto interés.