A mis 61 años parecía qué solo me disponía a ver películas principalmente dramas o de otros tipos pero películas más o menos realistas (aunque por supuesto, el cine es una gran ficción). Así qué hoy, quería ver una de espías y, me decanté por ésta sin tener mucha idea de su argumento.
Conforme la veía el argumento desembocaba en un guión, digno de las mejores de James Bon que disfrutaba en mi juventud pero que ahora no me entusiasmaba ni me asombraban los argumentos surrealistas ni con tantos efectos especiales, estuve apunto de parar y ver otra.

Pero en fin, la película me empezó a atrapar en ese "éxtasis" de fantasía, donde los malos son muy malos y los buenos insuperables. Por tanto, llevado por mi entusiasmo “juvenil”, disfrute como un niño.
Muy recomendable para desengrasar un día de tanta realidad maléfica qué no superaremos con un agente especial como 007.