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Voto de Yamato_cat:
8
Animación. Drama. Comedia Primer largometraje de Adam Elliot, ganador de un Oscar con el cortometraje "Harvey Krumpet". Narra la larga amistad por correspondencia entre un cuarentón judío y obeso de Nueva York, y una niña australiana de ocho años que vive en los suburbios de Melbourne. (FILMAFFINITY)
1 de julio de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues bien, esta es la historia de dos almas incomprendidas, llenas de defectos y virtudes que entran en una espiral de sentimientos y de miedos para mantener una amistad que ni el tiempo ni la distancia parece que pueda acabar con ella.
Parecería una película para niños pero todo lo contrario, es una película para adultos pues tiene un sentido del humor muy refinado, y no todo son bromas que entienda un infante.
Resulta ser una buena comedia, pero es una mucho mejor película dramática. Encierra tantos pensamientos e ideas sobre la felicidad y la soledad de las personas que haría falta verla varias veces para captarlas todas.
Quien más sufre y siente la imperfección es Mary, la niña australiana que da nombre al título de la película. Su pequeña marca de nacimiento que lleva en la frente y tanto detesta es el centro de sus conflictos. Recibe de parte de sus compañeros de escuela constantes burlas, y ha optado por alejarse del mundo y de la vida social para sumergirse en la soledad.
Todo trata de la incomprensión, de miedos, de los abusos (¿quién no ha sido maltratado o insultado alguna vez? Quien diga que no, miente como bellaco).
Es tal la incomunicación que sienten los personajes en la película, que el mismo relato no presenta una voz en directo hasta la mitad del film. Hasta ese entonces, lo único que se oyen son voces en off. En principio la de un narrador que nos presenta a los personajes y las ciudades en las que viven, y luego las de Mary y Max a medida que van escribiendo las cartas. El narrador inicial es quien se hace cargo del silencio en el que viven los protagonistas hasta ese entonces. Puesto que en sus rutinas ambos están acostumbrados a la soledad y al no-diálogo, la única manera de llegar a ellos es a través de alguien omnisciente que nos diga lo que ellos aún no pueden. Así nos enteramos de sus ansiedades de una amistad, de sus pasiones comunes y de las múltiples coincidencias que ambos tendrían si tan solo se conocieran. Y luego sucede el descubrimiento entre ellos, cuando Mary y Max empiezan a querer comunicarse el uno con el otro y a querer hablar a través de las cartas, aparecen en el film sus voces en off. Es ahí cuando los personajes comienzan a oírse y a hablar y nosotros a acceder a sus sentimientos más silenciados. Conocemos sus desesperadas ganas de comunicarse: lo vemos en la larga extensión que tienen las cartas que redactan, y en la gran cantidad de posdatas que ambos escriben al momento de finalizar la escritura. Los dos parecen necesitar que el encuentro con la carta y con el amigo lejano se prolongue lo más posible, porque en tanto haya posdatas y más cosas para decir, la sensación de estar junto a alguien dura y la soledad, el silencio de la rutina que viene después del punto final se demora interminablemente.
Al fín y al cabo, todo se perdona porque somos imperfectos y debemos aprender a vivir con ello. Esa amistad perfecta es la que los repara de la amargura total, y los ayuda a superar sus defectos. Esa perfección es la que les basta para una vida menos gris.

Lo mejor: La sencillez de un relato cándido en un mundo cada vez más en blanco y negro como nos muestra la cinta.
Ambos protagonistas.

Lo peor: Quizá no sea tan recomendada para niños, ya que estos no conectarán al 100% con la historia.
Yamato_cat
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