El ultimo bailarín de Mao cuenta la historia real de Li Cunxin, un bailarín chino que visitó América con una beca de tres meses y que finalmente sería de forma indefinida. El propio Cunxin propuso a Chi Cao para interpretarle y es todo un acierto. Es una completa delicia ver interpretar y transmitir lo que interpreta y transmite el famoso bailarín de la Birmigham Royal Ballet. El problema viene cuando el guión no está a la altura de lo que expresa su protagonista.

La película podría contarnos el gran drama político que vive Cunxin, sin embargo, Beresford y su guionista Jan Sardi prefieren compararnos oriente y occidente, y ensalzarnos el país que presidía en esos momentos Ronald Reagan como país de la libertad. Este aire tan de peloteo a Estados Unidos no hace nada más que reducir el interés por una película que resulta una delicia para el alma. Tampoco está bien recogida en la película los sentimientos de Cunxin más allá del ballet.

Sin embargo, no todo es negativo en la historia, comenzando por la maravillosa BSO de Christopher Gordon y el grandísimo trabajo de fotografía de Peter James y acabando en las trepidantes escenas en el consulado chino.

Un 6.