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España España · Alcalá de Henares
Voto de cinefilico:
7
Drama Una noche de otoño del año 2003, Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg), alumno de Harvard y genio de la programación, se sienta delante de su ordenador y empieza a desarrollar una nueva idea: TheFacebook. Lo que comenzó en la habitación de un colegio mayor pronto se convirtió en una revolucionaria red social. Seis años y 500 millones de amigos después, Zuckerberg es el billonario más joven de la historia. Pero a este joven emprendedor el ... [+]
21 de octubre de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se empezó a hablar de hacer una película sobre el fenómeno social más grande de la historia del siglo XX después de la globalización de Internet, todo el mundo, servidor incluido, se echo las manos a la cabeza. Nadie se creía que de tal proyecto pudiese salir algo serio. Todo cambio, en parte, cuando se conoció que sería dirigida por uno de los mejores jóvenes directores de nuestro tiempo, David Fincher, y una vez más, demostró que es un grande.

The Social Network es una película muy bien echa, eso no puede dudarlo nadie. Fincher demuestra maestría tras la cámara, con un buen uso de los planos y acompañado con un gran trabajo de montaje. A esto hay que añadir un guión sólido como la roca de Aaron Sorkin, que muestra la misma imagen desde los distintos puntos de vista, y juega con el espectador con escenas lineales, flashbacks, “re-flashbacks” (llamémoslas así)..., y esto es de agradecer en una industria que tiene de todo menos originalidad.

Pero llegamos al problema de la película. El error en el que cae The Social Network no es que sea fría. No hace falta ver muchas películas de Fincher para saber que sus películas son grandes por su frialdad, y The Social Network no es más que una nueva muestra de su labor como director en este aspecto. Como decía, no es que The Social Network sea fría, es que carece de alma, de humanidad. Es, valga la redundancia, asocial. Exactamente como se nos hace ver a su creador. Fincher impregna todo lo que rodea la película de una gran cantidad de tecnicismos y diálogos a la velocidad de la luz para impedirte procesarlos y llegar a comprender por qué actúan como actúan los personajes. Ni siquiera nos deja sentir compasión por Eduardo Saverin, el pobre desgraciado, que ve como se queda fuera de la compañía por confiar en su mejor amigo.

Y esa lista interminable de tecnicismos y de diálogos alocados también te impide disfrutar de las decentes actuaciones de Jessie Eisenberg y Justin Timberlake y del gran trabajo de Andrew Garfield. Tan solo dos papeles (que en realidad son tres) son completamente disfrutables. El primero es el espectacular trabajo en apenas tres minutos de Larry Summers, el rector de Harvard que le da mil patadas a todos sus compañeros de reparto. Si Viola Davis fue nominada (merecidamente) al Oscar por Doubt, la Academia no debería olvidarse de Summers. Los otros dos papeles corresponden a Armie Hammer que hace de los gemelos Winklevoss. Para un papel que hay, en el que puedes adentrarte como espectador y el tal Hammer realiza tal destrozo con su personaje. Aunque si hablamos de pesimismo a la hora de actuar, ahí tenemos a Rooney Mara como despechada ex-novia de Eisenberg. No existe una palabra para definir que es lo que hace esta muchacha con su personaje (y pensar que Fincher a vuelto a confiar en ella para crear a Lisbeth Salander en el remake americano de Millennium. Que repelús).

Sigo en spoiler sin spoilear
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinefilico
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