Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Vivoleyendo:
9
Romance. Drama Hong Kong, 1962. Chow, redactor jefe de un diario local, se muda con su mujer a un edificio habitado principalmente por residentes de Shanghai. Allí conoce a Li-zhen, una joven que acaba de instalarse en el mismo edificio con su esposo. Ella es secretaria de una empresa de exportación y su marido está continuamente de viaje de negocios. Como la mujer de Chow también está casi siempre fuera de casa, Li-zhen y Chow pasan cada vez más ... [+]
25 de octubre de 2007
35 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un edificio cualquiera entre los muchos que hay en Hong Kong. No tiene un aspecto lustroso ni destacable. En él viven gentes sencillas y campechanas que alquilan habitaciones.
Personas que entran y salen en su rutina cotidiana. Entre ellas, una mujer bellísima que maravilla con su aureola de enigma y de melancolía. Su tristeza y su soledad se respiran con el aire. Tan bella, tan abandonada. Se consuela con su esmerado cuidado personal, con la eficiencia en el trabajo, se protege con un invisible muro de lejanía que ella no permite traspasar a nadie. Es amable con todos, pero no tiene ningún verdadero amigo. Pasa por la vida como un ángel de suavidad enormemente desamparado...
Hasta que llega él. También abandonado. También consolándose en la sencillez de los días, bajando y subiendo por la escalera, mojándose con las frecuentes lluvias, fumando, viendo pasar las horas. Cruzándose con ella en la escalera. Deslumbrándose ante tanta belleza inesperada.
Dos extraños que se cruzan y se miran fugazmente, un instante. Él camina en un sentido y ella en el contrario. En sus breves miradas se concentra el destello de la premonición.
Dos seres solitarios que se necesitan, que se buscan. En la sutileza del amor comedido, de la compañía sin aspavientos, de la necesidad no revelada con palabras. Dos seres desangelados que anhelan un corazón amigo.
Pocas veces en el cine una tímida mirada ha expresado tanto, raras veces una suave y levísima caricia de manos ha transmitido tanto amor.
Personas maduras y conscientes de los obstáculos, que no se ciegan ni actúan impremeditadamente. Tan reservados, tan prudentes. Un tejido de encuentros y desencuentros jugando a soñar con algo que ambos condenan por imposible. Sentenciado desde el principio. Pero, a pesar de todo, alimentado poco a poco. A pesar de todo, siguiendo cada uno la estela del otro, buscándose sólo para intentar abrazar algo más que vacío. Tal vez no es más que vacío lo que abrazamos la mayor parte del tiempo, quimeras que no se dejan abrazar, y tratamos de engañar nuestros silencios creyendo que podremos rodear la plenitud. A menudo pensamos que alcanzaremos dicha plenitud añorada, la proyectamos en ese ser que representa el fin de la soledad. Sin darnos cuenta de que no podemos proyectar nada en los demás, porque ellos no son un reflejo de nuestros anhelos. Ellos también tienen sus vacíos, sus silencios. Lo que hacemos al arrimarnos es acercar esos silencios, los huecos.
Quizás el verdadero amor no consista en pretender egoístamente que el otro llene nuestros silencios, sino compartir los nuestros con los suyos, aceptarlos sin tratar de llenarlos forzadamente, sin proyectar nuestras quimeras en un ser que tiene sus propias quimeras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow