Puede que la película resulte llamativa cuando terminamos de verla y se terminan de presentar los giros argumentales que aparecen por sorpresa, sobre todo en el desenlace del filme. No obstante, la cinta transita durante gran parte de su desarrollo por la estupidez más preocupante, no al límite de la impresentable "Crash" del mismo director, pero sí con situaciones que mas bien parecen una tomadura de pelo más que alternativas viables dentro del género de ficción.
Con una narración muy enrevesada, entramos en un divague total y absoluto por parte de Cronemberg, director y guionista de esta cinta que deja evidenciados los traumas de este cineasta, una atmósfera llena de deformaciones y de delirios que hasta llegan a causar gracia. Muchos de los fans (increíblemente hay gente para todo) adulan la inventiva y la originalidad del director canadiense, en mi caso me siento estafado, decepcionado porque esperaba un filme de calidad, con alternativas que entusiasmen por su intensidad. Sin embargo me encontré con un guión disparatado, un divague absoluto, con un desenlace donde se quiere justificar el tenor absurdo, pero que para mi gusto no alcanza a disimular tanta aparatosidad extravagante.
Un filme hecho para entretener, muy bizarro donde increíblemente aparecen actores de la talla de Jude Law, Ian Holm y Willem Dafoe, quienes al menos levantan el nivel con sus aportes histriónicos. También es de agradecer la presencia estimulante de Jennifer Jason Leigh quien hace llevadera la película al menos a la platea masculina.
No hay climas de tensión, la ficción toma posturas ridículas, la música pasa sin pena ni gloria y los efectos visuales son muy cutres.
En fin, todo queda en intenciones, pero no llega ni por asomo a ser un producto competitivo ni que llegue a entusiasmar.