Película que combina entretenimiento con altas dosis de profundidad discursiva. El trabajo de Joel Schumacher es digno de encomio por lograr plantear un filme netamente moralista que busca en todo momento demostrar el grado de hipocresía y doblez con que se vive en la sociedad moderna. Así tenemos una película que nos pasea por una suerte de reflexión sobre el estilo de vida actual, donde se "usan" personas, se engaña, se traiciona, se trata de mostrar una apariencia exitosa y se cae en el más carnal consumismo despreciando a los demás en flagrante actitud egoísta.
Además de ser una película extremadamente tensa y angustiosa en sus variantes, se dice tanto desde lo conceptual que verdaderamente uno termina satisfecho tanto a nivel emocional como en su criticismo subliminal que se expone cabalmente en esa escena de arrepentimiento del protagonista principal donde desnuda sinceramente todas sus miserias. Allí encontramos el clímax conceptual del filme, allí se expone el discurso de desnudar la hipocresía humana.
Lo demás: gran trabajo estético desde el manejo de cámaras, una notable interpretación de Colin Farell creíble en todo momento, mucho suspense y tensión además de un inteligente e inesperado desenlace alejado de cualquier convencionalismo mediocre.