Es esta una película muy del estilo de su director, que se ve con agrado pero que en ningún caso llega a entusiasmarte. Este buen hombre como actor es muy limitado y siempre trata de contar con la complicidad del espectador a la hora de salvar todas sus limitaciones. A veces el ser graciosillo, o ingenioso, puede granjearle alguna indulgencia, pero nunca podrá con el espectador imparcial, que decir con el pasional, que siempre se queda a la espectativa. En este film se observan errores de bulto, como la incomprensible presencia de Helen Hunt en el papel coprotagonista, una mujer incapaz de salir de su marasmo, fría y a veces casi antipática.
Para un papel tan fundamental en esta historia y que requiere de algo más que técnica interpretativa, su actuación forzada no ayuda al desarrollo de un personaje con el que el espectador debe sentir empatía, o algún tipo de sentimiento. Por otra parte, he de destacar la actuación de Charlize Theron, que aprovecha al máximo el breve papel que tiene en la película.
Mención aparte merece el guión del propio Woody Allen, -faceta en la que mejor se desenvuelve- exigente y bien adaptado. Los diálogos son marca de la casa y ayudan a la necesaria distensión.
"La maldición del escorpión de Jade" no es de sus peores películas, pero sufre de los mismos síntomas que el resto de su extensa producción. En esta ocasión Allen se convierte en el prota absoluto y es un actor que no tiene categoría de estrella, alguien que no está concebido para concentrar la atención.
Dejando a un lado toda disquisición, la película puede llegar a ser, incluso, hasta recomendable.