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Voto de travis braddock:
6
Drama Una poderosa historia de descubrimiento sexual e intelectual basada en acontecimientos reales a partir de la turbulenta relación entre el joven psiquiatra Carl Jung (Michael Fassbender), su mentor Sigmund Freud (Viggo Mortensen) y Sabina Spielrein (Keira Knightley). A este trío se añade Otto Gross (Vincent Cassel), un paciente libertino decidido a traspasar todos los límites. (FILMAFFINITY)
28 de noviembre de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A algunos quizás les resulte curioso ver a David Cronenberg realizando un filme de época, pero los que hayan seguido la trayectoria del director canadiense ("La mosca", "Inseparables" o "Crash" sobre todo) verán como un paso natural que una película suya hable sobre Freud y las represiones y perversiones de origen sexual. Siempre ha habido un gran protagonismo de las ideas freudianas en su filmografía, con el sexo como fuente de vida y destrucción.

En esta ocasión toma como referencia una serie de hechos reales en los primeros años del psicoanálisis, cuando todavían se estaban sentando las bases del revolucionario movimiento, que proponía la escandalosa idea de que el sexo era el origen de todas las neurosis. La cinta nos ofrece la relación entre Freud y Jung, el cual se separó de las ideas de Freud, al considerar el sexo insuficiente para explicar todos los trastornos de la psique.

Y en medio de todo ello, la relación sentimental de Jung con una paciente a la que cura y que acabará ofreciendo sus propias ideas sobre el tema. Mucha influencia en la trama tendrá el doctor Otto Gross (Vincent Cassel en uno de esos persoanjes ambiguos que tan bien se le dan), que hace gala de no reprimir ninguno de sus instintos y que hará que Jung se replantee sus convicciones hasta el momento.

Así contado, suena apasionante para los aficionados a los temas psicológicos, como una historia potente de grandes ideas y grandes pasiones. Y es interesante, sin duda, pero es una lástima que la frialdad de la película acabe lastrando su resultado. En la primera parte del filme, cuando se empiezan a tejer las relaciones entre los personajes, esa frialdad resulta adecuada. Pero en la segunda parte, cuando las pasiones toman el primer plano de la historia, esa frialdad provoca que el espectador esté distante de todo lo que le cuentan, que no se involucre con lo que les pasa a los protagonistas.

De este modo, nos encontramos ante un filme bien dirigido e interpretado, con una mención especial para Viggo Mortensen como Freud, que me resultó muy convincente pese a que siempre me ha parecido un actor algo limitado. Tampoco me olvido de Keira Knightley, que aquí consigue transmitir la sensación de estar fuera de sí toda la película, incluso cuando su personaje se cura de las neurosis. Y Michael Fassbender cumple como el reconcentrado Jung, demostrando que es un actor con futuro.

Una cinta que no pasará a la historia como lo mejor de su director, pero que se deja ver y que estimula el interés por querer saber más de los personajes que retrata. Interesante.
travis braddock
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