Una atractiva y fría aristócrata intenta ser seducida por un supuesto conde. El segundo usa a una infiltrada, una presunta doncella para hacer labores domésticas, la cual le hará de espía en la casa y alcahueta de su causa. Sin embargo, la chica terminará teniendo una muy estrecha relación con su ama. Bien mirado, parece la premisa de un culebrón de sobremesa si todo transcurriera dentro de las vías del decoro. En caso de ponerse picante, parecerían los cinco primeros minutos de un vídeo X.

"La doncella" no es ni una cosa ni otra. Ya quisiéramos que las telenovelas estuvieran rodadas con la delicadeza de Park Chan-wook, recreando de manera deliciosa los años de la colonización japonesa de Corea. En el segundo caso, olviden el porno, aquí tenemos escenas de fuerte naturaleza erótica, pero es un sexo explícito presentado con una sofisticada estética.

De cualquier modo, algo me impide ver esta curiosa versión oriental del Marqués de Sade como una obra maestra, por más que tenga los ingredientes para ello. Sus dos personajes femeninos me resultan soberbios, carismáticos y logran de inmediato interesar. Sus contrapartidas masculinas, sin embargo, a pesar del buen hacer de los actores, resultan caricaturescas, incluso los vilanos deben ser planteados con dignidad para una buena adaptación.

Su curiosa y atractiva forma de narrar ha llevado en algunos casos a hacer comparativas con "Rashomon". Sin desmerecer una cinta interesante, creo que aquí queda la cuestión bastante lejos de la genial exhibición de Kurosawa. "La doncella" es menos relativa y más tramposa.

Considero que la primera vez que se ve seduce de una manera arrebatadora. Pero, si nos paramos al detalle, el argumento tiene las suficientes flaquezas para cuestionarnos sobre su eficacia.