Zootrópolis era una de las variadas películas que se ofertaban en un largo vuelo que realicé hará unos dos meses. Decidí reservarla tras visionar una o dos del catálogo, con la falsa pretensión de que la película de animación sería el postre del asunto, una historia inocente y divertida que poder ver con el piloto automático.

Sin agraviar diciendo cuáles eran los otros estrenos que vi en carne y hueso, puedo afirmar que "Zootrópolis" no solamente me pareció la más entretenida, sino que desarrollaba mucho mejor que las otras a los personajes, los diálogos parecían más naturales y la trama avanzaba sin necesidad de giros tramposos.

El inesperado dueto poli-pícaro de la calle, encarnados en esta fábula de Esopo por una intrépida coneja y un zorro que malvive por las calles de la metrópoli, permite a sus creadores brindar una película apta para todos los públicos y que propugna sin moralina varios mensajes de interés.

¿Peli para público infantil? Desde luego que sí, pero con variados niveles de lectura.