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España España · Córdoba
Voto de El Libanés:
8
Ciencia ficción. Fantástico Scott Carey (Grant Williams) navega con su mujer en una lancha motora y, mientras ella va a buscar una cerveza, se ve envuelto en una extraña nube. Unos meses después, empieza a notar extraños cambios en su cuerpo: poco a poco va perdiendo peso y altura hasta hacerse casi invisible. A partir de entonces, su vida será una pesadilla, una lucha constante por la supervivencia, en la que lo cotidiano (un gato, una araña) representa para él ... [+]
26 de noviembre de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuidado. "El increíble hombre menguante" fue hecha en una época y con unos medios determinados. No podemos pedirle determinadas filigranas que hoy están a la orden del día, como tampoco podía explotar muchas de las interesantes sugerencias que deja en el camino, debido a la censura y moral de su tiempo.

No obstante, Jack Arnold firmó una cinta que es una joya para su época, una pieza fundamental que los amantes del género fantástico y la ciencia ficción siempre deberían tener presente. Quitando la romántica concepción que entonces la sociedad estadounidense poseía acerca de la radiación y que justificaría poco después tantos súper-héroes en la Edad de Plata del cómic, nos enfrentamos a un relato poderoso y donde Grant Williams logra conmover en una interpretación medida, sobria y con la dosis justa de emoción.

Randy Stuart no solamente presta su belleza, sino que aporta una gran dosis de realismo a este fenómeno increíble, un hombre menguante. Muchas décadas después, Pedro Almodóvar recogería este testimonio para explotarlo con resultados inmejorables. Más allá del inicio fantástico, dentro de la lógica de que una persona está decreciendo, todo lo que acontece es muy razonable, sus despresiones, el resquebrajamiento de su matrimonio, el sentimiento de culpa, ser un espectáculo de la curiosidad circense de la gente, etc.

Incluso la escenas de acción, que pueden parecer a los espectadores más jóvenes ridículas, analizadas para su tiempo, están revestida de una majestuosidad homérica innegable, convirtiéndose el gato y la araña en los símbolos de los miedos más ocultos.

Muy buena, a veces la serie B alcanza niveles que la A no podría soñar, embebida por tomarse demasiado en serio.
El Libanés
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