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España España · Córdoba
Voto de El Libanés:
8
Aventuras. Acción. Drama Espartaco era un esclavo tracio que fue vendido como gladiador a Léntulo Batiato. En Italia promovió y dirigió la rebelión de los esclavos (73-71 a.C.) contra la República romana. A medida que recorrían el país, innumerables esclavos se iban sumando a la rebelión. Espartaco intentará llegar con su ejército al sur de Italia para poner rumbo a sus hogares. (FILMAFFINITY)
15 de enero de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Espartaco" estaba destinado a ser considerado como un proyecto no deseado, un objeto que había pasado por demasiadas manos como para ser atractivo. Pero, Kirk Douglas, terco como una mula y en su rol de productor ejecutivo, apretó las tuercas para sacar adelante un peplum que estaba destinado a ser una obra de mayores pretensiones, de género casi universal. La pluma perseguida por inquisidores había llegado, en una bellísima metáfora, de Roma a Washington.

Muchas guerras estallaron durante el rodaje. Conocida por todos la de Anthony Mann y Douglas. En verdad, el papel de Mann está subestimado, los primeros 20 minutos de la cinta son un clásico, un ejemplo contenido de la mejor acción y angustia en la escuela de gladiadores. Douglas hizo muy bien en conservar el contenido de lo rodado.

Sin embargo, todos convendremos en que no hubiera sido tan especial de no haberse entrometido entonces Stanley Kubrick, uno de los directores más peculiares de todos los tiempos. Por primera vez hay un contenido mesiánico y de trascendencia en una historia de la Antigüedad llevada a Hollywood sin que el cristianismo intervenga. Aunque en ocasiones parece que Douglas se toma su papel demasiado en serio, con un Espartaco más bueno que el pan, incapaz de nada malo por mucho que sufra. W. Strode por el contrario, noes regala a otro gladiador más complejo, menos santo pero con sus normas, muy meritorio.

Le acompañan en su epopeya una bellísima Jean Simmons (una Varinia encantadora, que rezuma el sano deseo de libertad que debe acompañar a toda persona) y un Tony Curtis en muchas ocasiones no demasiado ponderado, pese a su gran esfuerzo en un rol secundario pero vital. Igual que sucedía con los espartanos, con el adiestramiento adecuado, casi cualquiera podría aprender a luchar, no así a cantar leyendas.

Pese a ello, lo que convierte a "Espartaco" en algo más es ese apasionante Senado que presenta, donde la discusión no es cómo detener ese hecho sin precedentes, más bien, todo versa en aprovechar dicha coyuntura para introducir legiones en la ciudad y convertirse alguno de esos honrados padres republicanos, en el nuevo Sila. A nivel actoral, dos modelos y estilos de vida, Laurence Olivier, elegante, clásico, un Craso racionalmente cruel y pragmático, en el otro, el pícaro y encantador Charles Laughton, en otra caracterización brillante, con desternillantes momentos junto con un Peter Ustinov justamente galardonado con el Oscar.

Afortunadamente, Kubrick se equivocaba. Era y es una gran pieza imprescindible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Libanés
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