Estamos ante una película plagada de buenas intenciones, que sin grandes aspavientos, desde la contención y la naturalidad nos muestra la relación entre un profesor y su clase, ambos sacudidos por la tragedia.

El film es sobrio, y sigue esa tradición francesa (aunque aquí la francofonía viene por vía canadiense) de películas relacionadas con el mundo de la educación ("Hoy empieza todo", "La clase", ...), donde alumnos y profesores van más allá de la educación y muestran sus impulsos vitales.

No hay ningún pero que ponerle al film, sin embargo si tengo que decir que no llega a emocionarme cuando creo que tiene oportunidades de hacerlo. El protagonista Mohamed Fellag hace una interpretación notable, verosimil y llena de integridad, pero su historia queda un tanto solapada, y los niños están bien, (sobre todo Sophie Nélisse), aunque a veces sus discursos parecen impropios de su edad.

En cualquier caso el film está bien, es sosegado, natural, sentido, y aunque creo que no alcanza el potencial que tiene, no por ello creo que deje de ser una estimable película.