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España España · teruel
Voto de simón:
8
Drama. Ciencia ficción Justine (Kirsten Dunst) y su prometido Michael (Alexander Skarsgård) celebran su boda con una suntuosa fiesta en casa de su hermana (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado (Kiefer Sutherland). Mientras tanto, el planeta Melancolía se dirige hacia la Tierra... (FILMAFFINITY)
25 de marzo de 2012
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Von Trier no cree en el ser humano, eso está claro, tampoco participa de sus debilidades, que cree mayúsculas, así como de sus bajos instintos que imponen su particular tiranía a su parte consciente, con la cual tampoco se relaciona cordialmente.
Von Trier no cree en su destino, que cree superfluo e insustancial, ni cree en la odisea de Homero, en su crecimiento personal camino hacia Ítaca, ni en el estoicismo de Penélope.
Von Trier no cree en el sentido de su existencia, que considera vacío e improductivo, si cabe, como un breve preludio de agitación antes del impacto emocional que se experimenta ante el vacío.
Von Trier no cree en la historia, ni en el presente, y aún menos en el futuro de la humanidad, ni tan siquiera hace esfuerzo alguno por salvar esos breves momentos de lucidez en los que intentó atisbar el embrión de la salvación a través de la cumbre de la civilización, que es el arte.
Von Trier no cree en la familia, que considera una jaula meliflua, un parvo remendo socializador, una pseudo prisión imposibilitadora del desarrollo pleno y en libertad del ser humano desde su nacimiento.
Von Trier no cree en los amigos, impostados lenitivos ante la angustia de la soledad.
Von Trier no cree en Dios, que considera simplemente un buen intento para despistar, o incluso negar, la certeza de la muerte, que lo aterroriza e impide en todo caso ser feliz.
Von Trier no cree en las ideologías, que considera un banal e ineficaz sucedáneo a todas las religiones.
Von Trier no cree en la sociedad, en sus instituciones y estructuras, que considera un intento fallido, un mal remedio arcaizante ante el fracaso del individuo, sobre todo por su incapacidad manifiesta para gobernarse.
Von Trier no cree que el progreso, que considera un mero ejercicio de aspavientos desesperados en pos de una infructuosa explicación de nuestro efímero, accidental y desgraciado paso por el planeta.
Von Trier no cree en la naturaleza, que considera un accidente en el devenir de la oscuridad del universo, sometido a los caprichos del azar, contradiciendo a Einstein en su famoso: “Dios no juega a los dados”.
Von Trier cree sólo cree en sí mismo, simplemente porque ha alcanzado la madurez suficiente para tomarse con ironía su existencia, y, por ende, la del todo el mundo.


Ante ello sólo que me queda citar la canción “God” de Lennon:
I don´t believe in Magic,
I don´t believe in Ying Yang,
I don´t believe in bible,
I don´t believe in tarot,
I don´t believe in Hitler,
I don´t believe in Jesus,
I don´t believe in Kennedy,
I don´t believe in buda,
I don´t believe in mantra,
I don´t believe in gita,
I don´t believe in yoga,
I don´t believe in Kings,
I don´t believe in Elvis,
I don´t believe in Zimmerman,
I don´t believe in Beatles.
I just believe in me, Yoko and me.

El sueño terminó, ahora tenéis que seguir vosotros solos.
simón
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