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Voto de juanjomuñoz:
7
Romance. Drama Con la Guerra Fría como telón de fondo, “Cold War” presenta una apasionada historia de amor entre dos personas de diferente origen y temperamento que son totalmente incompatibles, pero cuyo destino les condena a estar juntos.
26 de febrero de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las cosas que más me llamaron la atención al ver "Cold War" fue la relación que se establecía, el juego de espejos, de semejanzas y diferencias con "La insoportable levedad del ser". En realidad es la misma historia solo que actualizada en diferentes maneras. Evidentemente, si comparamos la factura de la versión cinematográfica de la novela de Kundera, con la película de Pawlikowski, hay enormes diferencias en las que sale ganando la polaca. Por otro lado, si pensáramos en la carga reflexiva, filosófica y psicológica del libro, ambas películas quedarían muy retrasadas…

Ahora bien, ciñéndonos a la historia, al argumento, los parecidos son más que notorios, resaltando entre estos parecidos, las diferencias que en ambos filmes se atribuyen a los roles masculinos y femeninos: "Cold War" es una película del 2018, del "me too", con un personaje masculino que realiza desde su posición de poder (ver el comienzo del film) una selección de cantantes en la que será decisiva la atracción que sienta por una de ellas; "La insoportable levedad del ser" por su parte, y como no podría ser de otro modo, también es una película de su tiempo, de un tiempo -todavía- de mantequilla y Marlon Brando, por así decirlo y resumirlo todo.

Pero, dejando a un lado estas curiosas semejanzas y divergencias, hay algo que me pareció esencial en "Cold War": la visión que muestra sobre el poder del amor "fou", del amor "willing to risk it all", que diría Bob Dylan, frente al amor acomodaticio que no arriesga nada; el tema del vivir peligrosa, intensamente, o, por el contrario, mansa, tediosa, insustancialmente.

Hay un momento de la película en el que la protagonista femenina acusa a su amante de que, desde que viven en Occidente, se ha convertido en una persona banal y superficial. Y, seguramente, sea cierto: copas, madrugadas y fiestas, intelectuales y artistas de un mundo egoísta que viven al margen de lo que para la mayoría de la población constituye la realidad, y que no buscan más que reforzar su posición de prestigio a base de endogámica adulación... No entiendo sin embargo -y creo que la película no lo explica- por qué el saltar de manera reiterada e irresponsable de uno a otro lado del muro hace que -ahora sí- los personajes se tornen en profundos o comprometidos seres. !Ah, el malditismo! !La delgada línea que separa el dolor metafísico de la conciencia, del berrinche del niño mimado por la vida!

Fotografía en blanco y negro de seda, encuadres de diseño, haikus de la imagen, jazz... Profesores de música que distinguen los timbres del verdadero arte popular, personajes creados en 2018 pero que juegan por los campos de Polonia a una especie de "road movie" desubicada y "avant la lettre" que adelanta por la derecha al documentalismo de Claude Lanzmann. Termina la película y me pregunto, en qué grado supera -o no supera- a sus propios personajes en su banalidad, en su esnobisno, en su insoportable levedad.
juanjomuñoz
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