Y no me refiero a toda la sangre que corre ni a la imbécil e innecesaria matanza de animales.
Me refiero a que un argumento prometedor haya sido desperdiciado de semejante forma gracias a un psicópata llamado Ruggero Deodato que pudo haber rodado una joya (tiene un excelente planteamiento) y terminó haciendo una auténtica cochinada.
La dirección es nefasta, la música te tritura los nervios (bien podría ser la peor banda sonora de la historia), el guión es simplemente inexistente, los efectos no llegan ni a cutres y los actores (por llamarlos de alguna forma) solo están para desnudarse, follar y ser mutilados posteriormente.
La “violencia tan explícita” que ha generado polémica a lo largo de los años no le llega ni a la mugre de las uñas a los primeros trabajos de Peter Jackson y Sam Raimi, hasta “Saw” y “Hostel” resultan ser más desagradables que esta y la principal diferencia es que todas esas pelis buscan el entretenimiento del espectador fanático del género usando sorprendentes efectos especiales, Holocausto Caníbal solo busca asquear, hacer controversia y forrar de dinero al enfermo de su realizador; brutalizar animales ayuda considerablemente.
Me he quedado a cuadros al leer comentarios que le buscan un significado a esta abominación, y de paso la tachan de “obra maestra” y “divertida”.
Obviamente los periodistas resultan ser más salvajes que los caníbales, pero aún peor es la gente que viendo y realizando esta basura se divierte.