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Voto de Hans Castorp:
8
Thriller. Drama Tras sufrir la pérdida de su hijo, el sheriff jubilado George Blackledge y su mujer Margaret dejan su rancho en Montana para tratar de rescatar a su nieto Jimmy en Dakota del norte que está bajo la tutela de la poderosa familia Weboy, pues la nuera se ha vuelto a casar con otro hombre. La matriarca Blanche Weboy, tras descubrir las intenciones de los Blackledge, decide hacer todo lo posible para impedir que el niño regrese con sus abuelos. (FILMAFFINITY) [+]
29 de diciembre de 2020
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ternura es una debilidad, decía la famosa canción de Marc Almond. Y, sin embargo, creo que la ternura es la mayor fortaleza de esta hermosa actriz llamada Diane Lane. La descubrí hace muchos, muchos años, cuando ella y yo todavía éramos jóvenes. La recuerdo en Rebeldes, en Cotton Club, en La ley de la calle, en Calles de fuego… Todos éxitos en los 80. Recuerdo a una joven de una sensualidad apabullante, toda curvas y voluptuosidad, pero que siempre, y digo siempre, conseguía mantener ese punto de ternura que hacía su belleza incluso más y más apetecible a mis ojos, jamás un deje de vulgaridad... Los años pasaron y siguió manteniéndose en un moderado estrellato, nunca en primera fila, pero siempre en papeles dignos, haciendo interpretaciones ajustadas y valiosas. Con el paso del tiempo, su belleza empezó a marchitarse, pero seguía resultando atractiva y jamás perdió ese punto de ternura que la hacía tan cautivadora a los ojos de tantos de sus admiradores.

Y llegamos a la película que deseaba comentar. Me faltan palabras para hacerlo. Sólo decir que esta película me parece la culminación de la carrera de Diane Lane como actriz y en mi modesta opinión creo que debería concedérsele un Óscar por ella.

Hacía mucho que un film no me emocionaba tanto. Tengo esa sensación tan poco habitual de que todos los elementos de la película caminan en una misma dirección para hacer de esta obra un clásico. Todos los actores están perfectos. Kevin Costner, en un ejercicio de humildad poco habitual en una estrella, se pone en un segundo plano y deja que Diane brille más si cabe. La complicidad entre ambos es impresionante, consiguen hablar sin palabras, consiguen demostrarse amor sin decir nada, como, por otra parte, debería poder hacer cualquier matrimonio que llevara tanto tiempo junto. La fotografía de los hermosos y desolados paisajes de la América profunda es otro gran logro. Pero, sobre todo, lo que más sorprende es que la película tiene un ritmo y una cadencia al margen de las modas actuales. Se toma su tiempo en describir a sus protagonistas, se toma su tiempo para ir hilvanando la trama de la historia, desvelando a los personajes poco a poco y nos consigue hipnotizar con la belleza de sus imágenes y el realismo de sus interpretaciones. Incluso un recurso tan manido como el de los breves flashbacks resulta altamente efectivo en este contexto.

Tal vez el final sea algo exagerado, pero es creíble y le otorga un cierre a la historia. Además, en estas décadas de cinéfilo aficionado he llegado a la conclusión de que las grandes obras de Arte lo son a pesar de sus defectos, pues cuando una historia es tan poderosa, todo lo demás termina plegándose a ella.

No, la ternura no es una debilidad, la ternura es lo que hace que actrices y mujeres como Diane Lane puedan seguir resultando atractivas a pesar de su edad y que ese amor que inspiraron en un joven adolescente sin rumbo en la vida siga latiendo todavía en este cansado corazón algunas décadas más tarde. Muchas gracias por todos estos años de belleza, ternura y profesionalidad. Hasta siempre, Diane.
Hans Castorp
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