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Voto de Spaniard:
8
6.3
5,541
Drama
Narra la historia del recorrido de un joven que pasa de ser un niño premiado en el colegio a un navajero adolescente. John McGill, en su lucha por extirparse de un entorno con pocas expectativas, pasa de víctima a verdugo, de buen alumno a NED, de monaguillo a esnifador de pegamento. Y cuando intenta volver a ser como antes, la nueva realidad y el pasado reciente le impiden que se conforme dando lugar a una casi inevitable autoconfrontación violenta. (FILMAFFINITY) [+]
13 de agosto de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine realista y crudo es aquel que cuenta una historia con la que podemos identificarnos sin la necesidad de maquillarla. Es lo que ves todos los días en la calle, en la mayoría de las calles, en las vidas de la gente. No a todos les gusta. Esta película no le gustará a todo el mundo, aunque no creo que lo pretenda. Impactar con una historia de autodestrucción adolescente, con la confusión y desorientación propias de quien no sabe manejar sus impulsos, sí, y bien que lo consigue.
Vivir en el barrio, donde los niñatos sólo entienden de palizas, siendo un potencial genio, no puede ser fácil o acabar bien; ahí está el drama, ahí está la intensidad de este drama que en momentos te coge por la solapa y, mirándote con el ceño muy fruncido, te pregunta: y tú, listo, qué harías tú?
Vivir en el barrio, donde los niñatos sólo entienden de palizas, siendo un potencial genio, no puede ser fácil o acabar bien; ahí está el drama, ahí está la intensidad de este drama que en momentos te coge por la solapa y, mirándote con el ceño muy fruncido, te pregunta: y tú, listo, qué harías tú?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Tocado por la mano de Dios, John tenía un talento innato, una brillante luz, una bendición... Que rodeado de mediocres, pusilánimes y desgraciados solo podía acabar siendo una maldición, la del diferente, la del pacífico; la gran maldición de no ser vulgar, violento y analfabeto (=guay) en medio de un ambiente semejante. Durante su infancia aguanta y resiste, en parte gracias a ser hermano de un admirado matón ("chav"), los ataques. Ni siquiera es repelente, no pretende llamar la atención, sólo disfruta leyendo vorazmente y aprender no representa un castigo o una dificultad; es interesante, es lo natural para él.
Al llegar a la pubertad, la tentación de ser respetado se torna voluptuosa. Respetado significa, para empezar, que no se rían de ti. Y para ello, lo primero es no ser brillante. A continuación, hacerse el gallito le hará ganar puntos en su nueva imagen, aunque para ello deba vacilarle a quien podría haber sido su mentor. Arruinar su futuro académico es el punto de partida del nihilismo que le hará llegar a la cima de la pandilla, donde el respeto se va ganando a base de ostias -y navajazos- a los demás miembros de otras pandillas. Una vez dentro de la espiral de violencia, una vez abierta esa puerta, las frustraciones y traumas mas íntimos (llámese tener un padre horrible, llámese el desprecio recibido por ser hijo de currante por parte de la clase social acomodada, o la sed de venganza hacia quien te acosó de niño) alimentan con el combustible del odio ese fuego que se convierte en cegador, en una falsa respuesta a todas las diatribas del protagonista. Es, como alguien ya había expuesto, el salto al lado oscuro: es tentador y te hará poderoso. Llega un momento en el que John desiste en el cara a cara con el jefecillo de la banda: "Es que no quiero matarte"; no estaba alardeando.
Narrar esta historia no requiere mayor explicación acerca de la transición del personaje principal. Se sobreentiende que la perspectiva de sobrevivir en ese clima durante el resto de la adolescencia como un empollón, blanco fácil para todo tipo de abusos y humillaciones, es una que requiere de una abnegación casi sobrehumana, sobre todo cuando los años de empezar a interesarse por la chicas -y por supuesto a impresionarlas- hacen bullir la sangre. La pandilla le absorbe ya que representa el triunfo social, ser guay, ser respetado y, en ultima instancia, ser temido.
La violencia que vemos aqui no es divertida, no es estética, tiene consecuencias y no tiene absolutamente ningún sentido; quizás un buen film para enseñar a muchos chavales a no caer en la estupidez.
Al llegar a la pubertad, la tentación de ser respetado se torna voluptuosa. Respetado significa, para empezar, que no se rían de ti. Y para ello, lo primero es no ser brillante. A continuación, hacerse el gallito le hará ganar puntos en su nueva imagen, aunque para ello deba vacilarle a quien podría haber sido su mentor. Arruinar su futuro académico es el punto de partida del nihilismo que le hará llegar a la cima de la pandilla, donde el respeto se va ganando a base de ostias -y navajazos- a los demás miembros de otras pandillas. Una vez dentro de la espiral de violencia, una vez abierta esa puerta, las frustraciones y traumas mas íntimos (llámese tener un padre horrible, llámese el desprecio recibido por ser hijo de currante por parte de la clase social acomodada, o la sed de venganza hacia quien te acosó de niño) alimentan con el combustible del odio ese fuego que se convierte en cegador, en una falsa respuesta a todas las diatribas del protagonista. Es, como alguien ya había expuesto, el salto al lado oscuro: es tentador y te hará poderoso. Llega un momento en el que John desiste en el cara a cara con el jefecillo de la banda: "Es que no quiero matarte"; no estaba alardeando.
Narrar esta historia no requiere mayor explicación acerca de la transición del personaje principal. Se sobreentiende que la perspectiva de sobrevivir en ese clima durante el resto de la adolescencia como un empollón, blanco fácil para todo tipo de abusos y humillaciones, es una que requiere de una abnegación casi sobrehumana, sobre todo cuando los años de empezar a interesarse por la chicas -y por supuesto a impresionarlas- hacen bullir la sangre. La pandilla le absorbe ya que representa el triunfo social, ser guay, ser respetado y, en ultima instancia, ser temido.
La violencia que vemos aqui no es divertida, no es estética, tiene consecuencias y no tiene absolutamente ningún sentido; quizás un buen film para enseñar a muchos chavales a no caer en la estupidez.